Volvemos otra vez a la cuestión
de la democracia representativa, que en España no existe. El alcalde de un
pequeño pueblo de Cuenca-sí, Cuenca existe como también existe Teruel-afirma
que la ministra Montera tiene llagas en la boca de chupársela al coletas. A Feijoy, ya metido en campaña electoral, le ha faltado
tiempo para anunciar que abrirá expediente al alcalde de su partido, lo que se
acabará traduciendo, salvo milagro, en su expulsión de la familia popular. ¿Y
dejará el expedientado la alcaldía? No debería, al menos en una democracia
representativa, pues se debe a sus votantes y vecinos, y además ya queda
poquito para las elecciones municipales. Que ya dijo Rajoy, mentor de Feijoy,
que es el vecino el que elige al alcalde y es el alcalde el que quiere que sean
los vecinos el alcalde.
Feijoy alega que no tolerará
ataques a la dignidad de la mujer, y en la misma línea se sitúa el coletas, que fue cónyuge o pareja, da
igual, de la ministra. ¿Pero estamos en realidad ante un ataque a la dignidad
de la mujer? ¿Deja de ser digna una mujer por realizar esas prácticas sexuales dentro de una
relación de pareja, o incluso fuera de la misma? ¿No es esa ministra la que
patrocina el amor libre para cualquier mujer? Uno tiene la impresión de que a
Feijoy le ha salido el curilla que tiene dentro y, como tal, ve el sexo como
un tabú. Un tabú tan grande como eso de la democracia representativa.
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