De todos los argumentos contra una hipotética independencia de Cataluña los más penosos, aunque algunos sean ciertos y
estén bien fundamentados, son aquellos que invocan razones económicas. Si solo
el vil metal es la razón para que aquellos catalanes que todavía no se han
enganchado al tren del separatismo se lo piensen un poco, apaga y vámonos. Más
deberían pesar razones históricas, sociológicas, culturales y sentimentales.
Pero no parece que el discurso vaya por ahí.
En esa tesitura, se afirma que
una Cataluña independiente no podría pagar las pensiones de sus clases pasivas.
A este respecto, el diputado popular Albiol llega incluso a evaluar el dinero
que haría falta para buscar un punto de equilibrio. Y lo hace en respuesta al
presidente autonómico, el rebelde Puigdemont, quien afirma que la independencia
es la solución para garantizar las pensiones, haciéndose así eco de aquello que
se viene afirmado desde hace ya años, que no es otra cosa que la quiebra del
sistema público de pensiones en un futuro no muy lejano.
Pues por una vez y sin que sirva
de precedente, este tipo con apellido de fuet, y más aprovechategui que aquellos vascos de Arzalluz, tiene razón. Veamos: si Cataluña se
independiza mañana, hipótesis nada desdeñable si el garante de la unidad de la
patria es Rajoy, los pensionistas que cobren una pensión en ese nuevo estado
catalán la tienen garantizada, sigan residiendo en el nuevo estado o se vayan a lo que quede de España, por la
sencilla razón de que esa paga es un derecho adquirido que nadie les podrá
negar. Es decir, el nuevo estado catalán no deberá hacer frente a ninguna
pensión que ya esté reconocida, por eso Puigdemont dice que la independencia es
la solución para las pensiones. Obviamente, es la solución para aquellas que ya
esté pagando España y que deberá seguir pagando, o recortando si la caja
quiebra: una carga menos, porque el año uno de la independencia, ¿a qué pensiones deberá hacer
frente ese nuevo estado con cargo a sus arcas? Ninguna. ¿Y las futuras
pensiones de aquellos catalanes que se queden en una Cataluña independiente y que vayan cotizando a la caja catalana? Ya
se legislará al respecto, deja caer el presidente rebelde. Y pasarán años, piensa el hombre pero no lo dice, hasta
que se deba pagar la primera, siempre que no se impone un sistema privado,que al paso que vamos es lo más razonable. Ahí está el negocio y la solución al problema. En todo caso, su pensión, con independencia o sin ella,
está garantizada. En eso no hay conflicto.