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viernes, 17 de diciembre de 2021

El relevo

 


Un tal Castells deja de ser ministro de universidades y pasa el testigo a un tal Subitats, que es de la misma cofradía podemita y separatista: al efecto, véase al susodicho votando en el plebiscito del 1 de octubre e intúyase, fácil es si se conoce su trayectoria, el sentido de su voto. Uno se pregunta para qué sirve un ministerio de universidades, que a la vista está el trabajo desarrollado por el mórbido Castells, y sólo llega a una conclusión: será por dinero…Pero el Estado de Partidos, capitaneado ahora por el camarada Sánchez, necesita retroalimentarse, así que, como dice José Mota, las gallinas que entran por las que salen, por lo que el perfil del nuevo ministro es idéntico al del que se va, salvo por ese matiz del separatismo activo del tal Subirats.

Como manda la liturgia, el nuevo ministro prometerá-es una forma de hablar-la Constitución como norma fundamental del Estado en presencia del Rey, el mismo señor que dos días después de que el tal Subirats votase por la independencia de Cataluña tuvo que salir a decir que hasta aquí habíamos llegado. Y en efecto, cuatro años después hasta aquí hemos llegado, o más bien, de aquí no nos hemos movido. Como dicen algunos optimistas sin remedio, habrá que refundar el constitucionalismo y ver si podemos-¡sí se puede!-dejar atrás tanta obscenidad. Todo un sueño. O una quimera.

 

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Quod erat demonstrandum

 


Quod erat demonstrandum, el niño de Canet y su familia no sólo siguen sin tener amparo legal ante el acoso que sufren por los separatistas sino que además ven cómo y de qué manera la turba toma impulso en la ejecución de su malvado plan, que no es otro que obligar al niño y a su familia a abandonar esa localidad primero y Cataluña después. Decíamos que el Estado de Partidos no tiene medios ni ganas de mandar a la fuerza más contundente para hacer efectivo el cumplimiento de la ley, pero ahora este Estado va más allá y hace que asomen otros actores en el drama: los sindicatos UGT y CCOO se manifestarán contra la sentencia que obliga a impartir un ridículo 25% de las clases en lengua española.

Nada nuevo bajo el sol: la mafia sindical aliada con los separatistas en una acción que poco tiene que ver con los derechos de los trabajadores a los que dicen defender. Otra pata de banco más del aparato constitucional con sus prebendas y canonjías sufragadas por todos los españoles. Tras este nuevo ariete contra el niño y su familia sólo, o casi, quedan por entrar en escena los curas, otra forma de parasitismo. ¿Y el defensor del pueblo? Tras un pormenorizado estudio del asunto recomendará a los padres que lleven al niño a estudiar a un colegio de la Meseta. Eso mismo ha propuesto Díaz Ayuso, que ella está dispuesta a acoger a cualquier niño que quiera estudiar en español. Acabáramos, si también acoge a los manteros...Viva la ley. Y su imperio.


viernes, 10 de diciembre de 2021

Sedición

 


En Cataluña un niño de corta edad y su familia sufren un acoso brutal por exigir que en la escuela catalana se cumplan la ley y las resoluciones judiciales en lo referente al porcentaje de clases que se deben dar en lengua española. Frente a ello, una sedición en toda regla según las ensoñaciones del ropón Marchena, el gobierno calla, el defensor del pueblo no sabe no contesta y la administración catalana dirige a la turba para que acosen al niño y su familia. Y como el Estado de Partidos que nos arrasa no tiene mecanismos, ni ganas, para mandar al Ejército a impedir cualquier clase de discriminación, aquí paz y después gloria, por lo que el menor saldrá de la escuela y a otra cosa entre vacuna y vacuna y pasaportes Covid.

Ya lo decía un viejo participante de esta bitácora-Chippewa-hace muchos años, demasiados, que España murió el día que un padre de Castellón pidió que su hijo fuese escolarizado en la lengua común de todos los españoles y recibió por respuesta que lo mejor era que se llevase el chaval a un colegio de Cuenca. Y todo este reincidente atropello se solapa en el tiempo con los fastos de la Constitución del 78, la que nos ha proporcionado, dicen sus exégetas, los mejores años de nuestra vida, plenos y gozosos en el ejercicio de los derechos civiles. Quia.


domingo, 5 de diciembre de 2021

Refundación

 

Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas, ambas residentes en Madrid, se plantaron el otro día en Barcelona para presentar su mágica receta para hacer frente al separatismo: refundar el constitucionalismo. ¡Acabáramos! El día de la marmota, o vuelta a la casilla de salida.

Vayamos por partes: si el constitucionalismo, que en breve celebra su fiesta nacional, es el que hasta aquí nos ha traído, luego es difícil, por mucho que se refunde, que nos saque de este pozo. Sólo cabe ya que este régimen sea liquidado y se emprenda otro camino, mas no parece ser ésta la opinión de las señoras ponentes.

Pero seamos osados e imaginemos, puesto que no consta que la propuesta fuese desarrollada, en qué puede consistir esa refundación. ¡Recuperemos las competencias en educación y seguridad! No estaría mal, pero en la Constitución no consta cómo puede recuperar el Estado aquellas competencias que ha cedido a las comunidades autónomas, por mucho que se refunda, o tunee, el texto fundacional. ¿Y si liquidamos el Estado autonómico? Eso es más factible si se quiere, pero es muy laborioso y precisa de mayorías muy cualificadas. ¡Pues convenzamos a los buenos socialistas, que los hay! Esa titánica tarea es ya directamente una utopía en la que no confía ni el que asó la manteca. Por no hablar de los barones del PP que no querrán perder sus regalías autonómicas, los mismos que, con Rajoy a la cabeza, nos cuentan que ese modelo territorial nos ha traído una prosperidad nunca vista en España. Qué decir de la independencia judicial y del sistema electoral. Nada interesante al respecto detallaron las señoras ponentes, o al menos nada que pueda tener encaje en esa mágica refundación.

Podríamos seguir pero no merece la pena, y el que quiera profundizar en estas naderías tiene el libro de Rajoy para echar unos bostezos como preludio a una buena siesta. No se puede refundar el constitucionalismo más allá de lo vago y genérico que se expone en estas charlas fatuas donde al final se sirven unos canapés que refundan un poquito, eso sí, el estómago de los asistentes.


miércoles, 1 de diciembre de 2021

El terror rojo

 


Ediciones 98 publica dos obras emblemáticas de Wenceslao Fernández Flórez- El terror rojo y Una isla en el Mar Rojo-en las que el autor relata su peripecia vital durante los inicios de la Guerra Civil en el Madrid tomado por la turba revolucionaria. La primera de ellas se publica por primera vez en español, ya que sólo existía una edición en portugués, mientras la segunda se reedita por primera vez desde 1939. Perseguido por su condición de cronista parlamentario del diario ABC, debió ocultarse en diferentes lugares, incluida una embajada, para evitar su captura y traslado a una de aquellas checas de infame recuerdo.


Un relato trepidante que no deja indiferente al lector y que demuestra la angustia que supone la lucha por la supervivencia en un medio absolutamente hostil. Dos piezas que recuerdan mucho al Madrid, de corte a checa, de Agustín de Foxá, otro referente indispensable en esa temática y con idéntico escenario. Vaya como ejemplo de ello el inicio de uno de los primeros capítulos de Una isla en el Mar Rojo:

Crepitaron la día siguiente las armas de fuego en las calles de Madrid por donde se extendió de pronto ese populacho típico de todas revoluciones: infrahombres sucios, de ceño asesino; mujeres hiena, vociferadoras y desgreñadas, que llevaban en los ojos la alegría de poder matar; chicuelos alborotadores, orgullosos del revólver que habían conseguido, pero cuyo mayor placer eran las llamas de los incendios; toda la gentuza que sufre de fealdad física o de fealdad espiritual, la que lleva las serpientes de la envidia en el caduceo de su impotencia,, de su “inservicialidad”; la que  representa el salto al aborigen salvaje, la que no tiene en el alma más que una fuente de odio con la que quisiera anegar el mundo; una plebe exaltada, feroz, que invadía las calles, pasaba en camiones, escalaba los techos de los tranvías y lucía con petulancia amenazadora sus instrumentos de muerte. Actitudes y gestos que nos parecía haber visto ya otra vez, quizá por reminiscencias de estampas de otras revoluciones. El aparato de radio junto al que hacíamos una guardia anhelante llenaba la estancia de voces iracundas que excitaban a la violencia. Cuando oímos que el gobierno había decidido armar a las turbas, tuvimos la desalentadora visión de un terrible mal irremediable.

Lo dicho: imprescindibles.