Feijoy se ha dado una vuelta por
el congreso de UGT, y bien podríamos pensar que es una muestra de cortesía tras
haber sido invitado, pero parece que la cosa iba más allá de eso: tras alabar
la función sindical y reconocer que ha tenido conversaciones muy edificantes
con Pepe Álvarez, secretario general de la cosa, ha pedio el apoyo para que salga
adelante su proposición ley de Conciliación, no sin antes largar alguna gracieta que
arrancó tímidos aplausos. Ante eso, ha tenido la respuesta de Yolanda Díaz, que
ha sido a la gallega, con otra pregunta: ¿apoyará el PP su propuesta de reducción
de la jornada laboral? Ahí acabó la cosa, abandonando Feijoy el acto con
saludos fraternales con los sindicalistas y la música de La Internacional de
fondo.
No parece que la alternativa al
sanchismo sea muy prometedora, pero nadie dijo que Feijoy viniese a cambiar
muchas cosas. Como muestra un botón: tras romperse su gobierno de coalición con
VOX en Castilla y León, el PP hizo que los sindicatos recuperasen las
subvenciones que habían perdido con anterioridad. Que no decaiga y que siga la
fiesta, que no se diga que un gallego con vista no promociona el marisco.