Dicen que la justicia, siempre
maltrecha por estos pagos, está saturada, que hay un abuso en eso de acudir en
la búsqueda de su auxilio, y que la gente hace caso omiso del pleitos tengas y
los ganes que desaconseja interponer peticiones temerarias, incluso algunas que no lo son. Un agente de policía ha sido denunciado por infiltrarse en un
grupo de antisistemas de Barcelona. Bueno, en realidad ha sido denunciado por
haber mantenido relaciones sexuales con bastantes mujeres de ese grupo, lo que
evidencia la promiscuidad que se da en esos ambientes sórdidos. ¿Y qué alegan
las denunciantes? Pues que fueron engañadas por el agente al ocultarle su
identidad real, pues de esa forma prestaron un consentimiento viciado para
terminar en el catre. Estamos ante una nueva versión del sólo sí es sí que
tanto juego está dando, y qué dará, en los juzgados de este país.
Alegan las despechadas
denunciantes, además de invocar abusos sexuales continuados, que esa
infiltración sólo está justificada en casos de crimen organizado-no parece que
el movimiento antisistema esté muy desorganizado-y terrorismo. Sobre este último tipo
de delincuencia, conviene recordar que a Mikel Antza, jefe de la ETA, le
pusieron un chófer que resultó ser un guardia civil que proporcionó abundante y
útil información sobre la banda asesina. No consta que el jefe etarra, una vez
detenido y descubierto el pastel, acudiese a un juez para denunciar que el
infiltrado había cometido ¡un delito de revelación de secretos! Aquí se espía,
oiga, qué vergüenza.
Soslayando el debate jurídico,
que dará su juego, hay que destacar una vez más la ingratitud de la tarea
policial: poco sueldo y mucho revolcarse por auténticos lodazales. Y en esta
caso, y no es baladí, yacer con mujeres a las que en circunstancias normales el
infiltrado no haría muchas proposiciones más o menos deshonestas. Y es que como
dijo Napoleón en sus últimos días, quien sirve a un estado sirve a un ingrato.
Ni con el sexo está pagado.
10 comentarios:
la denuncia de las borrokas catalanas e sun tropedo en la línea de flotación de todos aquellos que se tiran el "moco" para llevarse a una churri al huerto, con lo que la mentirijilla pasaría a ser delito... "soy arquitecto"... y en realidad eres aparejador... la mentirijilla pasaría de pecadillo venial a delito...
consideraciones al margen a mí ese poli infiltrado me parece un héroe dispuesto a darlo todo, pues los hábitos higiénicos y de aseo de las "conmilitonas" de anna gabriel (la que se olía los sobacos en el parlamento) me generan muchas dudas... acaso su infiltración no es equiparable a los servicios prestados por el legendario "Lobo", pero también tiene sus riesgos... yo del agente me haría una analítica completa y exhaustiva una vez finalizado el operativo...
Sobre esos hábitos higiénicos escribía Sostres esta pieza:
Infiltramos a ETA, al islamismo, y por supuesto a los antisistema
Salvador Sostres
SALVADOR SOSTRES
02/02/2023 a las 01:13h.
10
Mi nuevo héroe es el agente de policía al que le tocó infiltrarse entre activistas antisistema para obtener información sobre el movimiento y desarticularlo. Las chicas –hasta ocho– que quisieron catar al recién llegado a la casa okupa del barrio de Sant Andreu, llamada La Cinétika, le acusan ahora de violación, porque les engañó en su verdadera identidad y por lo tanto no fue a él a quien dieron su consentimiento. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado realizan abnegadas misiones de inteligencia e infiltración en los grupúsculos desestabilizadores y violentos que representan un peligro para nuestra seguridad y convivencia. Estas tareas son siempre peligrosas y comprometidas, pero este agente se enfrentó a la más peliaguda. Matar terroristas es cuestión de puntería y puedes hacerlo a distancia. Entrar en La Cinétika es la desventura del hombre aseado. Las ocho mujeres –ocho– vestían los más sucios harapos, pírcings y tatuajes, por no hablar del aliento entre cervecero y porreta. De todo ello tuvo que hacer abstracción nuestro héroe y fascinarlas con su virilidad alarmada, para que en el cigarrillo postcoital, entregadas ya sin reserva, le contaran sus vidas, tal vez soñando en hacer planes juntos y por supuesto a la espera de la siguiente embestida.
Que ellas desconocieran su profesión no se puede comparar en ignorancia a la cantidad de bichos y microbios sin identificar que en aquellos catres y cuerpos nuestro hombre halló (dejando las posibles enfermedades a un lado), y con los inevitablemente tuvo también que hacer el amor para servirnos en nuestro esfuerzo de crecer libres y seguros.
Infiltramos a ETA, infiltramos al islamismo, y por supuesto infiltramos a los antisistema. Estas chicas tienen que aprender a perder y que lo que para ellas es fascinación para otros puede ser interés o trabajo. ¡Cuántas veces los hombres nos hemos sentido así, sin que estuviera comprometida la seguridad del Estado! ¡Cuántas teniendo marido nos dijeron que eran mozuelas cuando las llevamos al río! Vivimos tiempos de identidad muy frágil, y si para antisitemas y okupas el sexo puede ser líquido y hasta no binario, y llamarse hoy Juan y mañana María Luisa, ¿cómo puden acusar de violación a un agente de Policía por ocultar la placa? No puede haber dos varas de medir, y más cuando una de ellas os ha gustado tanto.
Hay que celebrar a nuestro héroe infiltrado, que no sólo cubrió sus objetivos en el submundo sino que demostró en sus carnes que el feminismo más exacerbado es el que más se aferra al macho redentor cuando lo tiene a tiro. Siendo ocho las que con él yacieron, no se pueden sentir «instrumentalizadas», como han denunciado, cuando fueron ellas las que claramente usaron su instrumento. Le acusan de violación pero es despecho por abandonarlas. Cualquier denuncia decaería entre besos y gemidos y abrazos si en la penumbra de casa okupada esta noche te vieran volver. Mas mide bien tus pasos porque siendo tanto el furor atrasado igual te exigen las ocho a la vez.
Y sí, nuestro hombre, no siendo El Lobo, merece algo más que una medalla. Veremos ahora el desarrollo judicial del asunto, porque el testimonio de las denunciantes tiene muchos móviles espurios o de resentimiento. Y eso es una baza a favor del agente. Quien siempre podrá alegar que aquello iba más allá de su misión, que él era en realidad el acosado, que hacían cola una tras otra para gozar de sus favores. En fin...
Debemos entender que por diversos motivos no todas las que pasaron por la piedra habrán denunciado, con lo que el elenco de beneficiadas debe ser bastante superior a esas ocho quejumbrosas post coitum. Tampoco se aclara si esas "violaciones" fueron uni-ocasionales o repetitivas.
De cualquier manera, mi admiración por ese agente todo terreno. No debe de ser fácil mantener alto el estandarte ante semejante fauna.
Sugiero no obstante que se organice un crowdfunding para ayudarle a pagar los jabones, desinfectantes y estropajos que se habrá visto obligado a adquirir tras su multitudinaria experiencia.
las redes no descansan... ya le llaman RABOCOP...
RaboCUP, más bien.
Muy divertidos los comentarios de la Legión de los condenados.
Pero si hubo alguno antes en lo mismo con las Nekanes batasunas probablemente esté en cuidados psiquiátricos. Las de la CUP apestan, pero las nekanes-batasunas son unas íncubos gordas y feas, a fuer de sucias, que superan a las catalanas.
El episodio ha dado mucho juego en la prensa, muchas columnas alabando el espíritu guerrero del infiltrado y su estoicismo para lidiar con ese personal. Seguirá corriendo tinta.
sí, don aitor... justa la fusta... ¡¡¡RABOCUP!!!... qué locura de infiltración...
Bueno, una columnista escribe sobre "el espía que las amó"...
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