Hemos tenido conocimiento de que
la extravagante ministra de trabajo y economía social ha decidido retirar la medalla del mérito
al trabajo a Francisco Franco y a otros dirigentes del franquismo, casi todos
del sector falangista del Régimen, aquéllos que más trabajaron para dar un
carácter social a determinadas políticas que hoy son muy del agrado de la ministra. Ello es una de las consecuencias
de la ley de memoria democrática que hace unos días entró en vigor y que,
producto del afán de venganza, irá provocando que medidas de este tipo vayan
cayendo en cascada.
La ministra anunció la hazaña sin
poder contener la emoción, detalle este que demuestra que es una persona muy
dada a la lágrima fácil, como ya demostró cuando murió Fidel Castro, uno de sus
referentes políticos, y derramó su llanto por las redes sociales, si bien en
aquella época no era un prócer del Reino de España y tenía una mayor margen de
maniobra para mostrar la obscenidad con la que siempre se adorna.
Extravagancias y sentimentalismos baratos a un lado, no deja de ser curioso que
se retire la medalla del mérito al trabajo a Franco, cuando bajo su gobierno el
paro era algo prácticamente inexistente en España. Es lo que tiene la
venganza, un plato que se sirve frío pero que está preñado de irracionalidad.