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viernes, 29 de octubre de 2021

La dulce infancia

 


El ministro Garzón, esa lumbrera que añora el comunismo hasta el punto de lucir una sudadera de la  extinta Alemania del Este mientras cocina un arroz, ha decidido prohibir la publicidad de dulces, zumos, postres, chocolates y similares dirigida a niños. Será que esos productos son propios de otras épocas de nefasto recuerdo para la memoria de Garzón. Ya no tuvo reparos el ministro en adornar las bebidas azucaradas con el IVA máximo, y como la gente sigue bebiendo la chispa de la vida, menos nociva que el alcohol, al menos para el hígado, habrá pensado el hombre que puede seguir con su particular cruzada, en este caso contra la obesidad infantil. Pero aquí hay algo más, que ya sabemos que el chocolate, que era todo un lujo en los países comunistas, provoca euforia y estimula el cerebro, luego se trata de preparar a los niños para que, ya creciditos, sean perfectos imbéciles en una sociedad lanar.

Decía el gran poeta Leopoldo María Panero, que en la infancia vivimos y después sólo sobrevivimos. El ministro Garzón ha decidido liquidar la dulzura de esa edad con la misma saña con la que le gustaría acabar con todo lo que huela, aunque sea poco, a felicidad. Para niños y adultos, aquí no hay distinción que valga. Puede parecer una contradicción esa preocupación por la salud de los menores de edad mientras se fomenta la legalización de drogas para todos los públicos o que mujeres menores de edad puedan abortar sin consentimiento de los padres, pero ya dijo Pablo Iglesias, parafraseando a Lenin, que hacer política era cabalgar entre contradicciones. Pero siempre hay algo en lo que la izquierda más rancia nunca se contradice, ofreciendo siempre una idea fija, sin fisuras: la lucha sin cuartel contra la felicidad de las personas. Y qué mejor plan en ese sentido que empezar por la infancia y su dulzura.

* Imagen cortesía de @mescojono.

martes, 26 de octubre de 2021

Los valores de un hombre maduro

 


Comparto la portada de mi próximo libro que estará a la venta el uno de diciembre. Una propuesta para recuperar los valores de la madurez: el principio de realidad, la contención y la responsabilidad. En definitiva, la política hecha por y para adultos.

Mariano Rajoy lanza un libro al mercado y así lo anuncia en redes sociales: dada su natural vagancia, por no hablar de indolencia, hay que dudar si es obra propia o de un negro, o quizá de un empleado de su registro de la propiedad. Al menos sabemos ahora cuáles son sus valores, pues siempre se dijo que gobernó sin esos dones, como un simple burócrata, pues ahí los tenemos: los valores de la madurez, esto es, principio de la realidad, contención y responsabilidad.

Debe soslayarse eso del principio de realidad, no sólo por cursi sino también porque este hombre vive en una realidad paralela que es imposible escrutar. Contención sí que ofreció, ya que bien se contuvo para no aplicar promesas electorales, como  no derogar determinadas leyes del zapaterismo, no bajar impuestos, o bajar unos y subir otros, o afirmar que en su partido no cabían ni liberales ni conservadores, ofreciendo todo el espacio a los que quedaban, los socialdemócratas. En cuanto a la responsabilidad, quizá se refiera a dejar su escaño ocupado por el bolso de la vicepresidenta de su gobierno en plena moción de censura mientras él agarraba una cogorza de campeonato en un restaurante próximo al congreso.

En definitiva, como promociona el autor, política y librito para adultos. Si alguien adulto y maduro lo compra, o lo adquiere por cualquier medio lícito o ilícito, y lo lee, que mande una reseña. Aquí estamos para aprender y madurar.


lunes, 18 de octubre de 2021

Parecidos

 


El PSOE ha celebrado un congreso en el que lo más destacado ha sido el busto de Rubalcaba  ofrecido a la viuda del que fuera mandamás socialista y adalid del Régimen. Se desconoce la reacción de la señora ante un engendro que poco recuerda al añorado socialista: de hecho, si se mira desde una cierta distancia, la mole recuerda mucho a Jorge Javier Vázquez, otro socialista de reconocido prestigio. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, eso ha dicho Pablo Casado, pero no sobre el busto sino sobre la reivindicación de la socialdemocracia hecha por el camarada Sánchez ante las élites de su partido. La socialdemocracia soy yo, viene a decir el cuco Casado, que soy el centro y la moderación permanente. En verdad, socialdemócratas somos todos, por imperativo legal contenido en el primer artículo de la Constitución, España se constituye en un Estado social y…Después se dice democrático, pero no lo parece. O el parecido es como el del busto con Alfredo.


miércoles, 13 de octubre de 2021

Naderías

 


Dicen que de las catástrofes siempre queda la nostalgia por las naderías de la víspera, así que ya podemos ir todos pensando en qué chorradas perdíamos el tiempo el día antes de que el camarada Sánchez fuese abucheado durante la celebración de la fiesta nacional. Esto, que ya es todo un clásico, ha generado la indignación de los apologetas del Régimen, que no tienen reparo en tildar de vándalos y ultras a los que pitaban al presidente mientras aplaudían al rey. Aseguran los guardianes de las esencias que esa actitud es una falta de respeto a las instituciones que con tanta esfuerzo y sacrificio nos hemos dado todos los españoles, llegando una charo de reconocido prestigio a recomendar al personal que se apunte a primer curso de democracia, cuando aquí, como sentenció Antonio García Trevijano hace ya muchos años, no hay democracia sino un estado de partidos. Y lo mejor es que estas lecciones las imparten los mismos que han callado cuando el himno nacional ha sido pitado en partidos de fútbol presididos por el monarca. Pobres turiferarios que ignoran que la única institución que con sacrificio y esfuerzo nos hemos dado los españoles es el Tercio. Y con él, su cabra, que como no podía ser de otra manera fue vitoreada con fervor.


martes, 5 de octubre de 2021

La impudicia

 


En este país de pandereta cada día supera al anterior en lo que a estupidez se refiere. La última gansada de la ministra de igualdad, madre de los gemelos Rómulo y Remo, es que las empresas activen un protocolo para perseguir las miradas impúdicas y los comentarios sobre la apariencia sexual como formas de acoso. Quien dice empresas dice también administraciones públicas, que son los grandes centros de trabajo de este erial.

Se presume, presunción iuris et de iure, o sea, que no admite prueba en contrario, que este disparate sólo afecta a los hombres como sujetos activos de tanta impudicia. Dejando al margen otras consideraciones que moverían a la hilaridad más absoluta, podemos afirmar, ya vendrá el ministerio correspondiente a legislar al respecto, que se abre un nuevo frente en la jurisdicción laboral, donde el empresario deseoso de despedir a un trabajador conflictivo podrá echarlo, y sin indemnización de clase alguna,  con la excusa de que miraba de manera obscena a sus compañeras de trabajo, o que hacía comentarios hirientes sobre la gordura de alguna de ellas. Todo un vuelco en la práctica habitual de los juzgados de lo social, donde a priori, y casi siempre a posteriori, el malo es el empleador. Ahora será el mirón impúdico, obsceno y guarro, el que deberá probar su inocencia, o la bondad de su mirada. Mañana más.