Quiero
contarles algo. Soy una bomba inteligente made
in Spain. Sé que parece presuntuoso decirlo, pero es la pura verdad. Es
algo genético. Esto se remonta a muchas ramas atrás en mi árbol genealógico.
Pero para no remitirnos a lejanas explosiones en la noche de los tiempos, los
tiempos oscuros del Big Bang, les diré que mi padre y mi madre eran bombas con
estudios, idiomas y un cociente intelectual de armas tomar. Y, claro, de casta
le viene al galgo. Sabían de matemáticas e ingeniería aeronáutica y hablaban
idiomas por las espoletas, que es como decir por los codos. Mis abuelos no
estudiaron porque la época no lo permitía, pero eran muy empáticos y gozaban de
una gran inteligencia emocional… pero, ya digo, nada de másteres, tesis,
antítesis y síntesis plagiadas cum fraude.
De
modo que mi padre le hizo un bombo a mi madre y de ahí, del bombo, salí yo, la
bomba… por la misma razón que la conga
(el baile) nació en el Congo (belga). Al verme la comadrona, eufórica, cantó
así… ¡Para bailar esto es una bomba!...
que era una trivial cancioncilla que por entonces estaba de moda y, claro es, lo
petaba las pistas de baile.
Me
las apaño bien a diario… si me apetece uva, agarro una bomba de racimo. Que
quiero echar un pitillo, ahí tenemos las bombas de fósforo. ¿Qué es temporada
de setas?... al bosque a por hongos nucleares. La prensa la miro lo justo: sólo
me atraen los verdaderos noticiones, esto es, las bombas informativas. Y, va de
suyo, y siendo quien soy, mi novia es un bombón de los que paran el tráfico…
vamos, el tráfico, y todo lo demás porque la ceban con trilita de calidad
suprema y tiene un genio que tira de espaldas.
La
cosa es que salgo disparada como un cohete… ¿Han visto en los documentales de
la 2 el funcionamiento del llamado órgano
de Stalin, el lanzacohetes múltiple Katiusha con el que el mariscal Zukov
zurraba la badana a la Wehrmacht en las heladas llanuras de Moscovia?... pues
lo mismo. Y surco los aires que es un contento. Voy para aquí, voy para allá…
lo mismo en trayectoria rectilínea que te describo una elipse, una parábola, un
par de loops o bucles (me gusta
lucirme, la verdad) o un tirabuzón con más nudos que una enredadera. En fin, volando voy… pero no soy una matasiete,
aunque matar es lo mío. Eso sí, monto, si me lo propongo, unas escabechinas del
quince.
Pero
como soy inteligente me programan para causar el menor daño colateral posible.
En efecto, puedo colarme por una ventana y estallarle delante de las narices,
como uno de esos artículos de broma en forma de puro habano, a un fulano mal
encarado que ve el partidito de fútbol por la tele apaciblemente repanchingado
en el sofá, comiendo palomitas y bebiendo una cervecita, sin siquiera chamuscarle
el pelo a su señora, sentadita al lado. Y es que con las señoras soy más
mirado, no crean, por aquello de la violencia de género… que te miran mal y no
quiero líos. De tal suerte que si el objetivo a abatir es un señor grueso, de
mucha envergadura, estallo a tope, en cambio, si es un tipo escuchimizado, con
menos chicha que la radiografía de un suspiro, estallo lo justo. Pero la
cuestión es estallar… y para eso me pinto sola.
Otra
de las diferencias entre las bombas corrientes y molientes y las inteligentes
como yo es que las primeras explotan y en cambio yo explosiono, que evidencia
mayor nivel. Por último, y como se ha dicho estos días, y gracias a mi infuso
dominio de todas las lenguas que en el mundo son, me planto delante de un tipo
y le pregunto: “¿Es usted yemení?”… Si me responde que sí, cambio de rumbo en
un periquete, me ajustan nuevas coordenadas por el GPS, y, hala, a otra cosa
mariposa.
Ahora,
si me dice que no, que se prepare… que le dejaré hecho papilla, desmigado como
el relleno de una croqueta.
Si
un día se cruzan nuestros caminos… no lo permita el cielo… no pare a saludarme.
Le convendría chapurrear unas cuantas palabras en árabe para darme esquinazo. Y
memorice desde ya, que el mundo es un pañuelo, algunos datos sobre Yemen en Wikipedia porque decido activarme, o no,
después de someter al presunto objetivo a un extenso test cultural sobre esa
nación arábiga. Bum, quiero decir… hasta pronto.