La desescalada infernal del
camarada Sánchez nos trae, de la mano del camarada Iglesias, una reivindicación
del comunismo en sede parlamentaria. Obviamente, Iglesias, guiado por ese sentimentalismo
idiota que le hace derramar lágrimas de cocodrilo cada vez que lo necesitan sus acólitos, comete errores de bulto, como decir que lo que él representa ya
paró los pies al fascismo- véase VOX pero de rebote también el PP-en el siglo
pasado: no sería en España, donde los cuarenta años de paz del invicto Caudillo
dejaron un régimen de floridas clases medias que permitió medrar y muy bien a los ancestros del podemita.
Sólo le faltó lanzar amenazas de muerte como las sufridas por Calvo Sotelo en las vísperas de la guerra, pero todo se andará, que hay falso estado de alarma para rato.
Así se escribe la Historia.
He aquí la meta alcanzada tras el
largo camino iniciado en 1978 por los padres fundadores, la implantación de un régimen de comunistas y
prevaricadores. Y de maricones, añadiría el camarada Jorge Javier Vázquez.