martes, 31 de octubre de 2023
Días de gloria
jueves, 26 de octubre de 2023
Crónica de la distopía
Ante la reducción de vuelos
cortos que propone el gomierdo, una
compañía aérea ofrece que vuelvan los zepelines. Cientos de migrantes son alojados en hoteles de
lujo a la espera de encontrar una solución habitacional más modesta para estos
señores que vienen a garantizar el sistema público de pensiones. Se crea una
unidad policial municipal para recoger heces de perro en la vía pública,
analizar su genética y empapelar al indolente dueño del chucho. A su vez, otros
guripas municipales multan a los que dejan el can atado a la puerta del
supermercado en base a un presunto bienestar animal. Dada la gran productividad
de la economía española, el camarada Sánchez y sus socios comunistas quieren
reducir la jornada laboral, lo que no afectará a esos guripas municipales que
buscan heces de perro para analizar, que trabajarán más y mejor, ni tampoco a
los empleados de hoteles de lujo que alojan a los migrantes. La todavía ministra de Igual-da lamenta el nulo papel de
las mujeres en la Transición, y que por eso no hay madres de la Constitución,
luego para esta pobre criatura sí que son necesarios un padre y una madre. A su vez, una niña valenciana de catorce años suspende Geografía por hacer el examen ¡en español!, y eso que ahora gobiernan PP y VOX en esa región. Mientras, Puigdemont ultima su regreso a bordo
de un Falcon, más seguro que un zepelín y más cómodo que el maletero de un
coche. España, otoño de 2023, crónica de la distopía: nunca la realidad superó
tanto a la ficción.
lunes, 23 de octubre de 2023
Deportación
El canciller alemán apuesta por
las deportaciones masivas para combatir la ola de inseguridad que vive su país
como consecuencia de la inmigración ilegal, algo que no parece haber levantado
mucha polvareda, o al menos no ha generado tanta histeria colectiva como si lo
hubiese dicho el partido Alternativa por Alemania. No está mal como declaración
de principios, pero su puesta en práctica se antoja complicada: ¿y si nadie
quiere acoger a los deportados? Por otra parte, muchos de los delincuentes que
irritan al canciller, incluidos algunos terroristas islámicos, son alemanes de
pleno derecho, ya que allí nacieron. ¿Serán privados de la nacionalidad
alemana? No lo parece. Estamos ante un brindis al sol que se debe interpretar
en clave puramente política: cuidado, que viene el lobo, o sea, la
ultraderecha. Más fácil sería la solución económica: menos subsidios y ayudas
varias y no existiría el efecto llamada. No parece tan difícil.