Por la ETA y sus actas sabemos
que Zapatero era Gorburu, un hábil negociador que avisaba a los terroristas que la policía
francesa iba tras ellos, que les prometía que con un poco de paciencia podrían
anexionarse Navarra y que derogaría la doctrina Parot para que el Código Penal
siguiese siendo una broma.
No parece que la revelación haya
levantado una polvareda en la opinión pública, que en este país es la opinión
de los tertulianos, quizá porque se tiene asumida y aceptada la doctrina Conde
Pumpido, aquella que sentenciaba que la negociación con los terroristas dejaría
las togas manchadas con el polvo del camino.
¿Y esto no lo sabía Rajoy cuando
asumió la presidencia y encaró el final de la banda? Depende, pero en cualquier caso tomo el relevo de
Gorburu en el buen trato a los terroristas: soltó a Bolinaga como su antecesor
se empeñó en soltar a de Juana Chaos, porque ambos estaban muy flacos. No llegará la sangre al río, reinará
el silencio y tapará la infamia el Consenso, que es la flaqueza de esta
democracia.