Por Aitor Mento
Durante esta semana han sucedido muchas cosas y muy importantes y graves. Una de ellas es la especie de golpe de estado que ha dado nuestro preclaro presidente de gobierno modificando la ley unilateralmente y vía decretazo para satisfacer las exigencias de los nacionalistas catalanes, de los que depende su sillón y su Falcon. Pero mi intención es detenerme en otras no menos importantes.
Hace ocho días, coincidiendo con la salida a la calle de los seguidores de la selección de Marruecos por su clasificación para semifinales del Mundial de fútbol y con la consiguiente demostración pública del caballo de Troya moro que tenemos metido en Europa, se daba a conocer la detención de la vicepresidenta del Parlamento Europeo por aceptar sobornos de, precisamente, el país organizador del campeonato, Qatar, con el objetivo de influir en la política de la UE. Y se interceptaba a su padre tratando de evadir grandes cantidades de dinero en efectivo. No es ningún secreto que ese país está por la islamización del continente europeo, y en ese momento ya empezábamos a entender la razón por la que Europa no defiende sus fronteras de la inmigración ilegal. Hay morteradas de dinero de por medio para los politicastros, y no me extrañaría que también cobrasen otras de las propias mafias de la inmigración. En una serie mexicana disponible en Netflix (mexicana, subrayo, que no ya española) basada en una novela de Arturo Pérez Reverte, "La reina del sur", y parte de cuya acción discurre en España, ya se sitúa al tráfico de inmigrantes del norte de África hacia nuestro país como un negocio igual de lucrativo que el del narcotráfico. Si éste es sabido que corrompe hasta países enteros, la inmigración ilegal también, por pura deducción. Blanco y en botella.
Y días después, hete aquí que se conoce que el mismísimo rey de Marruecos también ha sobornado a parlamentarios europeos, todos ellos socialistas y socialdemócratas, con el mismo fin que Qatar. Se registra hasta el domicilio del comisario José Borrell, ese que en su día tuvo una puerta giratoria en una importante empresa, Abengoa, y que coincidiendo con su estancia en la misma se fue a la bancarrota y se le inyectó una importante cantidad de dinero de todos para que no desapareciera. El que mandaba callar a los manifestantes anti-nacionalismo catalán cuando gritaban "Puigdemont a prisión". ¿Entre bomberos hay que ayudarse y no pisarse la manguera? En fin, que me disperso.
¿Que por qué debemos perder toda esperanza? Pues porque siendo todo esto de extrema gravedad, los medios de comunicación apenas han insistido, y menos indagado en ello, contribuyendo a que el ciudadano siga narcotizado y sin mover un dedo. Obviamente, también están corruptos y comprados. Otra historia sería si los parlamentarios que han puesto el cazo hubieran sido conservadores, del PPE o similares. Tendríamos murga por muchos días.