Que Occidente no tiene remedio es
un drama demasiado conocido, y ahí está el último libro de Douglas Murray, La guerra contra Occidente, para
demostrarlo. En esa línea, tenemos a Humza Yousaf, candidato a presidir el
Partido Nacional Escocés tras la crisis desatada por la dimisión de la señora
Sturgeon. Yousaf, que ya hizo historia por ser el primer musulmán en un
gobierno escocés, nos cuenta que en Escocia existe racismo institucional y
estructural, por eso todos los cargos importantes están en manos de los
blancos: una vergüenza que ha de ser denunciada de manera constante. La música de fondo habitual y cansina que nos relata Murray en su libro y que
se traduce en que Occidente siempre debe pedir perdón por su racismo, si bien
esa petición nunca será suficiente para los ofendidos, muchos de ellos
individuos que en ese malvado lugar gozan de una posición privilegiada.
El Partido Nacional Escocés, cuya
presidencia codicia el tal Yousaf, busca con insistencia la independencia de
Escocia mediante la tabarra de un plebiscito que en su día ya fracasó. Si
William Wallace levantara la cabeza quizá se preguntaría a qué clan pertenece el tal Yousaf.