El que fuera presidente de
Andalucía, Griñán, ha visto confirmada su condena de seis años de prisión por
la causa de los ERE, una estafa colosal de varios cientos de millones de euros.
Sus abogados, para qué andarse con rodeos si puedes tomar un atajo, ya han
anunciado que solicitarán el indulto al camarada Sánchez. Bien mirado, no les falta razón: si han sido indultados los rebeldes del prusés catalán, dicen que por utilidad pública, por qué no el bueno
de Griñán, que más grave es intentar separarse de España que meter la mano en
la caja.
La gracia, o gracieta, del
indulto en este España del camarada Sánchez es como el VAR futbolístico, una
última palabra que deja en ridículo las decisiones de los jueces. En un partido
de fútbol los jugadores y seguidores de un equipo se abrazan con locura tras
conseguir un gol que el árbitro inicialmente concede, pero instantes después, tras las
protestas del equipo contrario, aparece el VAR, llama al juez de la contienda y
aquel gol se anula, luego nunca existió.
Así pues, los abogados de Griñán,
sin esperar a que se pronuncie el siempre lento Tribunal Constitucional en un recurso de amparo, ya
exigen el indulto al camarada Sánchez, quién en plan Hugo Chávez con su célebre
¡exprópiese!, ya está cursando las
órdenes oportunas al grito de ¡indúltese!
Y todavía discuten los dos grandes partidos políticos por el reparto de los
jueces. Será para impartir justicia a los que no tienen VAR.