El gobierno vasco, por aquello de
que quien puede lo más-véase el concierto económico que viene de la noche de
los tiempos-puede lo menos, ha decidido aplicar la memoria histórica por su
cuenta y decide multar con hasta 150.000 euros a todos aquellos que hagan
apología del franquismo, su dictadura y la Guerra Civil. Complicada se antoja la fechoría en aquella tierra, pero que no sea por falta de legislación. Como era de esperar,
en la ley no se habla de castigar a los habituales que enaltecen el terrorismo
etarra y humillan a las víctimas de ese nacionalismo vasco. Pueden estar
tranquilos, pues, los jatorras que
reciben a los convictos cuando éstos regresan a sus pueblos, que aquí el
enemigo a batir sigue siendo Francisco Franco. Y luego, cantan los turiferarios
del Régimen, que si la ETA ha sido derrotada. La ETA, como el Cid, sigue
ganando batallas después de muerta.