Dicen, y es cierto, que no hay
ética sin estética: véase al efecto la patética imagen que ayer ofrecieron el
camarada Iglesias y su ex pareja Montero en el juicio contra un periodista
acusado de acosar a sus dos hijos y a su niñera. Serios y muy compungidos, pero
sobre todo muy unidos y conjuntados en la indumentaria y con aire de falsa humildad, acudían a la vista oral en busca de una justicia que
ellos siempre han negado a los demás. Lejos quedan aquellos tiempos en los que
el líder podemita decía que los escraches eran el jarabe democrático de los de
abajo. Claro, que por aquella época Pablo e Irene no estaban tan arriba como
ahora, con una mansión al alcance de muy pocos de sus votantes que genera la
lógica envidia de los más pobres, que nunca son de izquierdas.
Pero el patetismo de esta dupla,
acudiendo a los tribunales por un quítame allá esas pajas, no es más que la ardua
tarea de cabalgar las contradicciones, expresión esta a la que es muy dado el
camarada Iglesias. Ya lo advirtió Nicolás Gómez Dávila, que comunista es el que
lucha para que el Estado le asegure una existencia burguesa. Dinero, protección, mansión,
niñera...y ¡hasta pleitos!
1 comentario:
mucho abracito de pablito pero ha dejado a la doña colgada con los churumbeles... qué tiempos, no tan lejanos, los de los escraches... qué frágil y quebradiza es la memoria humana...
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