Los franceses se han lanzado a una campaña chistosa a costa de su presidente y su omnipresencia en toda clase de eventos históricos, y lo han hecho mediante la confección de montajes fotográficos que acaban siendo publicados en algún que otro medio. No he visto más fotografías al respecto, pero ésta de la Conferencia de Yalta tiene su gracia, pues si bien Francia no asistió a ella como invitada al reparto de la Europa de posguerra, a efectos prácticos-un trocito de Berlín y una grandeza histórica y política que nunca merecieron- tuvo la sorprendente condición de potencia vencedora, título chocante para un país presuntamente plagado de resistentes que contempló la guerra casi como los suizos, porque lo que de verdad hicieron los franceses-olvidemos el cine y sus ficciones y acudamos a expertos en la materia como Herbert Lottman- fue resistir a las llamadas que desde Londres les lanzaba De Gaulle para plantar cara a los alemanes. Curiosamente, y estas cosas surgen cuando menos se buscan, el autor del montaje ha dado en el blanco y ajustado los hechos, o la imagen, a la más pura realidad histórica.
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