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miércoles, 4 de febrero de 2015

´71



Descubrí esta película en el blog de Arcadi Espada y pensé que tenía buena pinta, o al menos sería interesante para aquellos que sentimos fascinación por eso que se denominó en su día conflicto irlandés y que no fue otra cosa que una guerra en toda regla. Así que me fui a verla y no me defraudó: un soldado inglés que se queda descolgado en una refriega en Belfast lucha por sobrevivir en aquel infierno, lo que sirve de coartada al director para retratar con toda su crudeza la guerra del Ulster en los años setenta, con las dos facciones del IRA enfrentadas entre ellas y con los unionistas y un ejército británico cuya actuación estaba supeditada a los caprichos de la policía antiterrorista, esas célebres alcantarillas, inevitables en estos lances, con carta blanca para entrar de lleno en la ilegalidad. Auténtica guerra sucia de la que hoy todavía sabemos poco: tan poco como el protagonista, un soldado perdido en un conflicto que no era el suyo y para el que no había sido preparado, un inglés perdido entre irlandeses.

domingo, 9 de marzo de 2014

Casi una década



Han tenido que pasar diez años para que ¡por fin! una voz autorizada nos ilustre sobre la autoría intelectual y el móvil del mayor atentado terrorista sufrido por este país. El profesor Reinares nos cuenta que todo fue diseñado por Al Qaeda y que el móvil fue la venganza por haber desmantelado la policía la célula de esa organización en España. Excelente noticia, eureka: ahora sólo falta que el profesor, esperemos que no necesite para ello diez o veinte años más, nos diga quiénes fueron los autores materiales-los muertos en Leganés no ofrecen mucha solvencia al respecto-y cuál fue el arma homicida, ese dichoso explosivo que hasta ahora nadie, salvo el iluminado juez Bermúdez mediante ciencia infusa,ha logrado identificar. Parece que la clave de la investigación de Reinares reside en unos versículos del Corán. Alabado sea Dios.


sábado, 28 de diciembre de 2013

De la inocencia


Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

jueves, 18 de abril de 2013

Cosa juzgada



La historia es aparentemente sencilla, rotunda por lo que tiene de ajuste de cuentas con un pasado, el del protagonista, que nunca se ha ido del todo. Casi treinta años después de la fechoría, el autor material del asesinato de un dirigente batasuno concede una entrevista y le dice al periodista lo que siempre ocultó al juez y al fiscal: yo apreté el gatillo. Obviamente, el confeso no se ampara en el transcurso del tiempo, pues como por aquí avala la memoria histérica nadie olvida nada, sino en ese principio básico del Derecho que nos dice que una persona no puede ser juzgada dos veces por los mismos hechos. Nuestro hombre salió absuelto y eso nadie lo puede cambiar.

Dejando a un lado aquello que ya se sabía, o al menos se intuía, queda para la posteridad lo grotesco, lo chapucero: la improvisación en el atentado, el arma del crimen que se abandona en cualquier lugar y lo genuinamente español, el dinero que se queda en el camino como una suerte de pago a cuenta de cualquier impuesto. En cuanto al arrepentimiento, yo sólo apreté el gatillo del arma, valga para el tal Morcillo lo mismo que para otros casos ya conocidos en el otro bando: una declaración de principios que, como el catalán de Aznar, forma parte de la intimidad, por lo que habrá que presumirlo como cierto, pero muy poco más.

Ahora que andamos metidos en vías de reconciliación y sacando del armario ese muerto-el espíritu de la Transición-que tanto apesta, con esa vía Nanclares por la que de momento no apuestan muchos terroristas, con gentes del PP vasco que se hacen fotografías con aquellos que hasta hace bien poco escupían en su cara y con un Bolinaga redivivo gracias a la caridad cristiana del ministro Fernández, qué bueno sería, pelillos a la mar y en justa reciprocidad, ver a las gentes de Bildu/Amaiur/Sortu darse un fraternal abrazo al estilo Transición con este hombre, Morcillo, ya mayor y arrepentido.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Otras profesiones


Reconozco que los tiempos que me han tocado vivir me desbordan sin mucha piedad y con pocos remilgos. Acabo de descubrir que existe una profesión nueva, al menos para mí: monitor de comedor.

Eran un grupo se seis o siete, tal vez ocho, mujeres y hombres de diferentes edades, que tomaban café junto a un colegio de la ciudad donde sobrevivo. Dada su estética perroflautesca, y algún comentario políticamente correcto sobre recortes y derecho a decidir que pude escuchar, deduje,con esa gracia del que se apunta un tanto, que eran profesores, esos que hoy enseñan asignaturas como Conocimiento del Medio, hostil añado yo. Mi señora me corrigió y me indicó que eran monitores de comedor y que de profesión nueva-dada mi insistencia en lo que consideraba un hallazgo-nada de nada.

Sorprende que en esta época de recortes-el colegio es público-exista esta egregia figura cuyo cometido no me queda demasiado claro: ¿obligan a los niños a dejar los platos limpios? ¿supervisan los menús para minorías étnicas o diabéticas? ¿amenizan el almuerzo con canciones al estilo cumbayá? ¿idiotizan a los niños con las bondades del camino a la independencia y las hazañas de Messi? Un misterio cuya resolución quizá requiera infiltrarse al estilo de aquel periodista alemán que se hacía pasar por turco en la Alemania de los años ochenta, tarea para la que mi cuerpo y espíritu ya no están preparados.

Pero tampoco hace falta jugar a los espías ni regalar el beneficio de la duda a todos aquellos que van de frente y hacen gala de su ortodoxia: viendo el pelaje inconfundible de estos monitores, su ética y estética, y la hormona de la idiotez con la que se forman y van creciendo los tiernos infantes a los que sirven el rancho, queda vacío de contenido por estéril el debate sobre la conveniencia o no de una castaña como Educación para la Ciudadanía. Y ya puede venir Wert, tipo muy poco de fiar por ser más tertuliano que ministro, con sus deseos de españolizar a los niños catalanes, que lo que se inculque en las aulas será barrido en el comedor.  

Coda: Cuando acabo estas líneas, un abogado en ejercicio me indica que una menor a la que defendió hace tiempo se está reinsertando con la obtención del título de monitora de comedor. Acabáramos. 

jueves, 8 de diciembre de 2011

Testigos de cargo



Tres eran tres, como los disparos que Lee Harvey Oswald hizo en Dallas, los testigos que reconocieron a Jamal Zougham. Al final, el tribunal que juzgó el mayor atentado de la historia de este país ha sido algo muy parecido a aquella famosa Comisión Warren, la misma que consagró la teoría de la bala mágica. La diferencia entre Oswald-asesino solitario-y Zougham es que a este último nadie debe silenciar, pues nada sabe.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Lecciones de historia



El mariscal de campo Wilhelm Keitel firma la rendición incondicional de Alemania.

Así ha pasado a la historia esta fotografía, aunque según la hija de Ernest Lluch la cosa fue bastante diferente: Keitel esperaba sentado la llegada del otro bando para hablar, ellos que podían, y negociar una paz buena para todos, sin vencedores ni vencidos. Seguro que más tarde, y con la soga de Núremberg anudada a su cuello, el mariscal meditaría sobre lo extraña que había sido aquella negociación de tú a tú, aquel diálogo que puso fin a la confrontación.

Joder, cuánta gloria va a dar este proceso, cuánta.


jueves, 13 de octubre de 2011

Desfiles y paradas



El pasado 6 de octubre se cumplieron treinta años del asesinato de Anuar el Sadat durante un desfile militar.

Por aquí, y como cada año para el rais vallisoletano, el desfile se resume con el parte médico habitual: pitos, abucheos y la colleja cariñosa de un borbón cada vez más vencido. Lo de siempre.

domingo, 11 de septiembre de 2011

Quia



Una década. Nos dijeron que a partir de ese momento el mundo cambiaría, y mucho. Quia: lo único que ha cambiado, y muchísimo, ha sido Expaña.

martes, 3 de mayo de 2011

La caza



Era posible otra captura: sin alardes ni venganzas y con total respeto a los derechos humanos.

sábado, 16 de abril de 2011

jueves, 27 de enero de 2011

Ficciones

Un tribunal sentencia por primera vez que la entrega de las llaves salda la hipoteca.

La puntilla: tanto airear la delicada situación del sistema financiero, las cajas de ahorro tiesas como la mojama, y ahora unos ropones vienen a dar el tiro de gracia.

No obstante, salvando las distancias entre derechos reales y obviando debates jurídicos sobre lo correcto o no de la resolución y su aplicación a otros supuestos, siempre se ha otorgado a la entrega de las llaves un enorme simbolismo, un broche de oro al acuerdo de voluntades, por lo que esta decisión no deja de tener su gracia, quizá sea la metáfora de un finiquito, de un adiós que tiene aire de fin de ciclo.

lunes, 28 de junio de 2010

Camaradas


Fuero del Trabajo

Renovando la tradición católica de justicia social y alto sentido humano que informó la legislación de nuestro glorioso pasado, el Estado asume la tarea de garantizar a los españoles la Patria, el Pan y la Justicia.
Para conseguirlo atendiendo, por otra parte, a robustecer la unidad, libertad y grandeza de España acude al plano de lo social con la voluntad de poner la riqueza al servicio del pueblo español, subordinando la economía a la dignidad de la persona humana, teniendo en cuenta sus necesidades materiales y las exigencias de su vida intelectual, moral, espiritual y religiosa.
Y partiendo de una concepción de España como unidad de destino, manifiesta, mediante las presentes declaraciones, su designio de que también la producción española, en la hermandad de todos sus elementos, constituya una unidad de servicio a la fortaleza de la Patria y al bien común de todos los españoles.
El Estado español formula estas declaraciones, que inspiraran su política social y económica, por imperativos de justicia y en el deseo y exigencia de cuantos habiendo laborado por la Patria forman, por el honor, el valor y el trabajo, la más adelantada aristocracia de esta era nacional. Ante los españoles, irrevocablemente unidos en el sacrificio y en la esperanza, declaramos:...

Días atrás, en una de esas tediosas jornadas que sólo el parlamento puede ofrecer, se producía una situación extraña, anormal allí donde siempre reina el prietas las filas: el camarada Alonso exhortaba al camarada Gutiérrez a votar a favor de la derogación del Fuero del Trabajo como último y definitivo paso- ahora que ya no quedan estatuas ecuestres que derribar- en la liquidación del franquismo y sus instituciones. Gutiérrez, posiblemente el último camarada, decidía abstenerse y romper, al menos un poquito, la disciplina de voto y partido, quizá por añoranza de un pasado combativo en las barricadas de la burocracia, quizá por no querer cepillarse tan exhaustiva protección al trabajador. Malos tiempos, camarada Gutiérrez, para la lírica.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Búlgaros




Un mes antes de la caída del Muro de Berlín, ese murito según Prada, Erich Honecker fue destituido por el Politburó de su partido en una votación que, como no podía ser otra manera, fue unánime, a la búlgara, ya que hasta el propio Honecker votó a favor de su propio cese para no romper una tradición que se glosaba en la más absoluta falta de disidencia, al menos de puertas afuera. Le sucedió Egon Krenz, más joven y desinhibido, aunque todo hacía presagiar que pocas cosas cambiarían en un régimen en descomposición que había perdido el favor del hermano soviético, un gigante con pies de barro que solamente ofrecía retórica.
Pero Erich era un tipo duro de pelar, no en vano se pasó toda la época nazi en una mazmorra, y no dio su brazo a torcer, mucho menos tratándose del SED, un partido del que fue uno de los fundadores. Azuzado por su esposa, la fiel camarada Margot, y otros miembros del Politburó y del Comité Central del partido, el ex secretario general encaró esa nueva etapa de su vida leyendo de cabo a rabo la transcripción de las actas de unas reuniones a las que ya no asistía y que por aquellos convulsos días se daban en sesiones de mañana y tarde. Después, y envalentonado por la deriva de un régimen que se iba por el sumidero de la historia, se dejó caer en aquellas tediosas reuniones como si nada hubiera ocurrido, provocando más de un aplauso entre alguno de los asistentes, aunque esas palmas ya no eran a la búlgara, ya no terminaban en cerrada y cálida ovación con la tradicional coletilla de... lo que diga Erich. No los puedo dejar solos...esto ya no es lo que era...si hubiera echado zotal cuando todavía eran unos enanos..., le decía a Margot cada noche mientras preparaba los nuevos estatutos de un partido que acabaría refundando, el viejo KPD, y por el que ya se interesaban muchos de aquellos viejos compañeros que días atrás, por no desacreditar la tradición búlgara, habían votado por su destitución/cese. Pero en esas cayó el Muro, un murito según Prada, y el sueño se esfumó, y lo peor para Erich, que Sofía, capital de Bulgaria, tampoco tenía ya nada que ofrecer y seguía el mismo rumbo que Berlín.
Hasta aquí una historia que como algunos habrán adivinado es en parte falsa, o mejor ficticia, porque carece del dolo de cualquier falsedad y solamente posee animus iocandi, siendo una especie de fábula en la que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.



lunes, 16 de noviembre de 2009

Estampas graciosas



Los franceses se han lanzado a una campaña chistosa a costa de su presidente y su omnipresencia en toda clase de eventos históricos, y lo han hecho mediante la confección de montajes fotográficos que acaban siendo publicados en algún que otro medio. No he visto más fotografías al respecto, pero ésta de la Conferencia de Yalta tiene su gracia, pues si bien Francia no asistió a ella como invitada al reparto de la Europa de posguerra, a efectos prácticos-un trocito de Berlín y una grandeza histórica y política que nunca merecieron- tuvo la sorprendente condición de potencia vencedora, título chocante para un país presuntamente plagado de resistentes que contempló la guerra casi como los suizos, porque lo que de verdad hicieron los franceses-olvidemos el cine y sus ficciones y acudamos a expertos en la materia como Herbert Lottman- fue resistir a las llamadas que desde Londres les lanzaba De Gaulle para plantar cara a los alemanes. Curiosamente, y estas cosas surgen cuando menos se buscan, el autor del montaje ha dado en el blanco y ajustado los hechos, o la imagen, a la más pura realidad histórica.