¿Qué pesa más, la libertad de
expresión, ya sea haciendo sonar
cacerolas, o la libertad de culto religioso, ya sea la de un credo poco
tolerante con la diversidad? Para el alcalde de Barcelona no hay duda: la
libertad de culto, y sólo si se trata de una mezquita, no tiene límites,
mientras que la libertad de expresión tiene el límite de la contaminación
acústica. Ante ello el vulgo se pregunta: ¿y las caceroladas para pedir la
libertad de los rebeldes separatistas? ¿Eran acaso amenazados con multas los
promotores y ejecutores de esas protestas? La respuesta del alcalde Barcelona,
absolutamente discriminadora en el trato a las dos formas de queja, se ampara
en la doctrina constitucional sobre la igualdad ante la ley reconocida en la magna
carta: hay que tratar igual lo igual y desigual lo desigual. Lo mismo que
escribió Orwell sobre aquella granja y sus simpáticos y locuaces animales.
A los contumaces en sus
caceroladas contra la mezquita, y que sean multados, siempre les quedará un
último cartucho, el de recurrir la sanción por estar redactada la advertencia
sólo en catalán. Pero eso ya es ponerse en manos de ropones e invocar-mirando a
Pamplona-ese archiconocido pleitos tengas
y los ganes que en la mayoría de los casos arroja un saldo negativo, sobre todo en la cuestión
lingüística, un terreno donde unos siempre son más iguales que otros.
3 comentarios:
no estoy al tanto de este asunto, pero intuyo que tiene miga... ahora lo de las cacerolas está feo, mira tú qué cosa... es una cuestión de afinidades... en esa mezquita se predicará el islam y el odio a occidente, consecuencia lo uno de lo otro... y en el odio a occidente, a su modo de vida, la alcaldesa está a partir un piñón con los barbados ulemas, ergo...
Sólo hay que recordar cómo sonreía Colau el día de la manifestación contra el atentado de Las Ramblas, como si todo fuese una fiesta. Serás el espíritu cumbayá, o que simplemente es subnormal.
Me apunto a lo segundo y al canguelo que tienen cuando se trata de molestar a los fieles seguidores de Mohammed. Alahu Akbar !
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