Parece ser que María Soraya Vice, la de Blanquerna, ha decidido rematar la Operación Cataluña, también conocida como Operación
Diálogo, apostando por un Junqueras presidente de la Generalidad. Dicen también
los turiferarios del Régimen que ello obedece a que se considera al susodicho
como el mal menor, ya que el mal mayor, el absoluto, no es Fuigdemont, el holograma, sino Ciudadanos, máximo responsable del
desastre popular en el Ostfront. Ello
implicaría la puesta en libertad provisional de Junqueras y un proceso judicial
contra los rebeldes lo más dilatado posible en el tiempo: lo primero no es
problema, que para eso está el ropón Llarena-un experto en hacer pasillos-al
frente de la causa, y lo segundo es consustancial a la justicia española, que
es tan lenta como torpe.
Es un escenario perfectamente
posible, nada obsceno si tenemos en cuenta los antecedentes de los
intervinientes, y que podría contener, al menos temporalmente, el
independentismo en Tractoria. Aunque el precio sería desbocarlo en Tabarnia,
una contingencia para la que la Vice de Blanquerna, especialista en desvestir un santo para
vestir otro, seguro que está preparada.
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