Titular entradas de esta bitácora con la máxima socialdemócrata de Concepción Arenal se está convirtiendo en todo un clásico. Miguel Montes fue indultado hace un año tras una campaña organizada por su familia a través de las redes sociales: de hecho, yo mismo di cancha a una cuenta de Twitter que tenía su hermana. Era el preso más antiguo de este país y se buscaba para él la libertad con el amparo legal que fuese, bien vía indulto, bien vía tercer grado o libertad condicional. En su caso, y dada su edad, hablar de reinserción social no era más que retórica para cumplimentar un expediente que debía ocupar decenas de tomos en algún juzgado de vigilancia penitenciaria.
Qué poco dura la alegría en la casa del pobre-su familia asegura que pasaba por apuros económicos-es tópico tan sobado como veraz, de ahí que hasta cierto punto no haya sorprendido mucho que el amigo Montes haya sido detenido de nuevo en relación con un millonario robo de joyas. Dejando a salvo ese trámite formal de la presunción de inocencia, estaba cantado que más tarde o temprano nuestro hombre acabaría sentándose de nuevo ante el ropón de guardia que decide sobre su situación personal: libertad o vuelta al talego.
Mutatis mutandi, la historia de Montes es como la de aquel viejo que aparece en la película Cadena perpetua y que simboliza el falso humanitarismo que impregna la mayoría de legislaciones penales: tras casi toda una vida entre rejas, la libertad condicional sólo supone trabajar en una porquería de supermercado y vivir en una pensión de mala muerte abandonado a la más absoluta soledad, por lo que el suicidio es la salida más honrosa. Montes, siempre que se confirme su imputación, no ha optado por el suicidio y sí por la vuelta al que ha sido siempre su medio natural, un pequeño universo donde, tras recibir unas palmaditas del jurista o del educador, podrá escuchar un lacónico compadécete a ti mismo.
Qué poco dura la alegría en la casa del pobre-su familia asegura que pasaba por apuros económicos-es tópico tan sobado como veraz, de ahí que hasta cierto punto no haya sorprendido mucho que el amigo Montes haya sido detenido de nuevo en relación con un millonario robo de joyas. Dejando a salvo ese trámite formal de la presunción de inocencia, estaba cantado que más tarde o temprano nuestro hombre acabaría sentándose de nuevo ante el ropón de guardia que decide sobre su situación personal: libertad o vuelta al talego.
Mutatis mutandi, la historia de Montes es como la de aquel viejo que aparece en la película Cadena perpetua y que simboliza el falso humanitarismo que impregna la mayoría de legislaciones penales: tras casi toda una vida entre rejas, la libertad condicional sólo supone trabajar en una porquería de supermercado y vivir en una pensión de mala muerte abandonado a la más absoluta soledad, por lo que el suicidio es la salida más honrosa. Montes, siempre que se confirme su imputación, no ha optado por el suicidio y sí por la vuelta al que ha sido siempre su medio natural, un pequeño universo donde, tras recibir unas palmaditas del jurista o del educador, podrá escuchar un lacónico compadécete a ti mismo.
12 comentarios:
Montes, acaso buen cristiano, con sus defectillos como todo el mundo, no habría pecado de ese modo horrendo contra los mandamientos... suicidarse es un pecado muy feo.
Cierto que si lo estaba pasando mal podría haberse apuntado a la ong anti-desahucios que lidera la bellísima maribel verdú... pero la cabra tira al monte y no me deja indiferente que este señor de una cierta edad diera un "palo" de ese calibre en una joyería... ¿Le dedicará sabina una canción como hizo en su día con el Dioni?
cadena Perpetua, por cierto, un peliculón...
A propósito de esto de los desahucios y los últimos suicidios de gente que tenía embargada hasta la pensión, circulaba por las redes sociales la consigna de que el próximo se lo piense y no lo haga. No con base en principios religiosos, sino prácticos ; que en vez de quitarse la vida, se lleve por delante a un miembro de la Casta, al usurero causante de sus males y/o que le pegue fuego a su guarida. Porque en el talego se come y se duerme caliente.
Y qué quieren que les diga, estoy de acuerdo.
Sería normal la depresión en este convicto. A fin de cuentas, tantos años viviendo de esta forma inhumaba;
- Piscina, gimnasio gratis.
- Médico sin espera, psicologos.
- Posibilidad de educarte sin pagar un chavo.
- Posibilidad de trabajar.
- Television de pago, pero sin pagar.
etc etc
Claro, uno se acostumbra a tan inhumanas condiciones, y cuando sale y constata que la malvada sociedad pretende cobrarle por esas cosas básicas, se ve desesperado: Horreur, tendría que trabajar, pero no se hacer la O con un canuto, ¡malvada sociedad!.
En la foto al tipo le veo bien acompañado, no le veo solo como el pobre viejo de "cadena perpetua". Se ve todos esos no podían ayudar ante los apuros de su querido amigo/familiar, y han preferido que nos vuelva a robar a los demás.
Indultos; miren, casi mejor que le den las llaves de la celda. Y a los demás una escopeta.
Teniendo en cuenta los tiempos de latrocinio que vivimos, esta fechoría, siempre que se confirme, del amigo Montes-pegar un palo gordo con audacia-hasta resulta entrañable. Vamos, que si ha delinquido no ha sido por dar tirones a los bolsos de las viejas.
Don Aitor, mejor no brindar ideas, no sea que venga un meapilas togado y diga que eso es apología de no sé qué.
Perdonen, peo en la lista de inhumanidad sufribles en la carcel, se me pasó una muy buena:
El poder elegir en las comidas entre más de 5 menus distintos.
Inhumano!.
No discutiremos por eso, Sr. Ogro; ya en los tiempos de mi mili el coste del rancho diario para un soldado era de 500 pesetas, mientras que el de un preso era de 800. No obstante, las prebendas de un preso son muy inferiores a las de cualquier político: lo digo por comparar entre choros.
Descuide usted, don Reinhard. Por eso mismo de los meapilas en general y meapilas togados en particular no expongo ni expondré la idea en lo de Heterodoxias.
Heterodoxias, hummm, todo un tratado de todología. Mejor no, que igual llaman a la policía.
Id con ojo Aitor, que entre los ‘exquisitos’ están los más tronados de la blogosfera. No Orente ni RM, aquello era casquería. Pero esos que no se han limitado a participar en el debate político en un blog, y que han puesto tanto interés personal y creen que tienen un prestigio que defender después de haberse dado a conocer, hipócritas que han enredado y sembrado cizaña tras conseguir poco a poco tener los emails de todos y que no han descansado hasta saber quién es quien traicionando el fin de los que buscábamos disfrutar de la libertad de un debate anónimo…esos que se tienen en tan alta consideración a sí mismos y amenazan arteramente a unos y a otros con desvelar su identidad, que exigen a los codueños que ‘limpien el blog’ para que nadie les lleve la contraria, y actúan de portavoces sentenciosos y nos advierten que no podremos saludar jamás a codueños ni otros blogeros sin que se nos caiga la cara de vergüenza…..esos, querido Aitor, ojito con ellos. Mala gente.
MA-LA-GEN-TE
Lo sé, querido Fuga, no hay más que leerlos, empezando por la leguleya meapilas sabelotodo ( qué vida más triste tiene que tener, todos los días intentando hacerse notar a toda costa ) y acabando por sus corifeos, entre los que me da que anda metido RM con otro nick, es mi impresión.
Soy perro viejo, querido amigo, estas cosas ya me llegaron a ocurrir a mí hace unos años en otro blog, de un buen escritor, periodista y fotógrafo, y de cierto prestigio, llamado Alfredo García Francés. A este rijoso señor le pierden mucho las faldas, es lo que tiene, y dio rienda suelta a un grupo de arpías que actuó de forma parecida a los que nos ocupan, conmigo y con otra estupenda persona. Llegaron hasta a intentar hackearnos la conexión, no le digo más.
Tomo nota, Fuga: aquello me lo tomo como lo que es, una cosa muy parecida al célebre coño de la Bernarda, aunque tampoco creo que los lerdos a los que te refieres sepan muchas cosas.
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