Venecia

Uno de los aspectos más negativos del sanchismo, como el reverso de la misma moneda, es el casadismo, o la forma de hacer oposición del líder del Partido Popular, una tarea que consiste en dar palos a VOX con la esperanza de que los votantes del partido de Abascal vuelvan al redil del centro melifluo e inane. Frente a un estado de alarma de varios meses como el que propone el camarada Sánchez, el intrépido Casado no vota en contra, que sería lo normal, sino que se abstiene. Eso sí, como contrapartida el hombre afirma que llevará el asunto a la Comisión de Venecia, un ente que vela por la protección de los derechos humanos y el buen funcionamiento de las instituciones democráticas con recomendaciones a los Estados en materia constitucional.

Puede parecer un sinsentido no votar en contra y luego quejarse al maestro armero, algo así como si un equipo de fútbol encaja un gol en claro fuera de juego y no pide al árbitro que vaya al VAR pero luego, tras perder el partido, lleva el asunto a la jurisdicción ordinaria. El casadismo sabrá. Como explicación posible pero poco probable podemos intuir que votar en contra y luego recurrir al Tribunal Constitucional no sirve de nada, dada la inveterada tardanza de esa instancia-todavía no se ha pronunciado sobre el recurso presentado por VOX contra el primer estado de alarma-en resolver los pleitos que le llegan. Antes se pronunciará Venecia, dirá Casado. Pero esa Comisión no impone nada sino que recomienda. Acabáramos: recomendaciones al camarada Sánchez. Pero lo mejor de Venecia no es eso sino que esa comisión re reúne ¡cuatro veces al año! No pasa nada, nos ponemos a la cola-más sanchismo-y a esperar una recomendación. ¿Alguien da más?