Una negociación

Resulta que el tal Iceta, hombre que tiene la melancólica tarea de gestionar el descalabro del socialismo catalán, ha descubierto cuál sería la pregunta mágica para la consulta del 9-N: ¿Quiere que el Gobierno de Cataluña negocie con las instituciones del Estado un acuerdo que garantice el reconocimiento del carácter nacional de Cataluña, un pacto fiscal solidario y el blindaje de las competencias en lengua y cultura? 

Creo que el tal Iceta peca de ingenuo, tal vez despistado, y no porque esa pregunta, que encierra una propuesta que ya no satisface a ningún soberanista, no se pueda incluir en la consulta, sino porque un acuerdo de esa naturaleza con el Estado se acabará imponiendo sin necesidad de refrendo popular, vía decreto ley si es menester, fina ingeniería constitucional sobre la que ya trabajan los padres de la patria. En eso, también llamado Espíritu de la Fonteta, andan muchos, un apaño que colma las aspiraciones de la gente tranquila y carente de ideología como Rajoy y su partido. Austriacismo moderno, o al estilo Borbón.