Jordi Pujol ha confesado, aunque ello no significa necesariamente arrepentimiento ni propósito de enmienda: de hecho, sus palabras, torpemente escritas, son un canto a dos instituciones básicas por estos pagos, la familia y la herencia. Tal vez el hombre, y dada su edad, o alguna razón oculta, vea próxima la cita con el Altísimo y prefiera ir allanándose un camino que nunca es agradable por lo que tiene de ajuste de cuentas. Aseguran algunos con notable prosopopeya que ha caído un mito, y lo más importante, que esa confesión al fisco es un duro golpe al nacionalismo catalán, ahora precisamente que está a punto de parir la burra, que Cataluña-la sinécdoque entre nuestro hombre y el territorio es inevitable-ha vuelto a cosechar otra derrota para recordar y, como es costumbre, festejar. No parece que la sangre acabe llegando al río, ni que los independentistas vayan a recular en sus disparatadas ambiciones, a fin de cuentas no ambicionan dejar de ser españoles sino, al modo de sus compadres vascos, ser españoles de primera, aunque sea fuera de la unión. No en vano, si algo ha demostrado Pujol a lo largo de su vida y ancho de sus negocios es la condición de pícaro: ¿y qué hay más español que un pícaro? Quizá un alférez de milicias, y poco más. No se olvide que el ABC de Anson, o Ansón, lo nombró español del año.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
8 comentarios:
Sólo que el Altísimo es un cuento de miedo.
No salgo de mi asombro con las plañideras públicas y el show que estamos viendo.
Me recuerda aquella obra del teatro del absurdo de Ionesco. 30 años conviviendo con rinocerontes en las calles y ahora sorpresa, pasmo y estupor. Han visto un viejo rinoceronte en la Diagonal.
tras las disculpas iniciales y la loa pública del último acto heroico, el del sacrificio en el altar, asistimos ahora, como dicen ustedes, al asombro y estupor de las huestes aborígenes, y acaso a ese cargar las tintas contra el personaje, volcar toda la porquería sobre él para mantener intacta e incontaminada la causa. es decir, quieren que nos fijemos en el villano pero no en la villanía construida durante tantos años...
Lo peor es la evidencia de lo que siempre se había sabido: Pujol era un hombre de Estado porque desde ese Estado se le perdonaba todo. No sé, ahora me acuerdo, entre otros, de Ánsar.
me he reido mucho con un montaje que he visto por ahí. el texto dice "con dinero en Suiza pillado me han" y lo ilustran con el duendecillo verde de los jedi de la guerra de las galaxias,que habla así en la peli...
uy…y con qué mala cara miraban en Madrit a los que veníamos de allí y contábamos las estructura mafiosa de saqueo. Ya está el facha…se les podía escuchar los pensamientos.
qué casquería…algún día alguien debería escribir la crónica madrileña hacia el suicidio. Con toda la galería de pollabobas, personajillos, don nadies y ningunos con alto cargo, y su meticulosa colaboración desde la retaguardia para neutralizar la frágil sociedad civil catalana que trataba de parar esta locura.
…bueno, ahí sigue Echenique, que podía llamarse Cualquiera, en el papel. RTVE en los medios tal que un Rodríguez Sol de fiscal persiguiendo a El Mundo. Los más expuestos por su histrionismo. Apenas una muestra. La intrahistoria de las pequeñas delaciones y señalamientos del MadriT exquisito y las facturas anónimas de las víctimas del trasiego de información sensible da para una enciclopedia sobre la satisfecha idiocia de los bienpensantes por el triunfo de la ilustración.
Don Reinhard, antes que Ánsar fue Felipe. Le perdonó el "pecado original" que no fue otro que el de Banca Catalana.
Y mientras todo esto, como de manera plenamente acertada ha dicho hoy Luis del Pino :
"El ex-jefe de Bárcenas y el ex-consejero de hacienda de Jordi Pujol están reunidos en Moncloa en estos momentos, decidiendo NUESTRO futuro. Interesante, ¿verdad?"
Publicar un comentario