Principia una semana en la que no se vislumbra ningún manifiesto que alivie nuestras conciencias y que de amor patrio nos hinche el corazón. Bueno, sí tenemos un manifiesto, el del bon vivant: Duran dimite de los cargos en su partido pero conserva la suite del Palace, amén de las prebendas de un tribuno con muchos trienios. Bien mirado, este manifiesto del amigo Duran hace las delicias de aquellos patriotas que se envuelven en la Transición, su espíritu y su fruto mágico, la Constitución del 78: uno de los nuestros sigue ahí.
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5 comentarios:
No se si ha dimitido Duran, o Lleida.. De lo que no tengo duda es que seguirán ambos en el Palace, manteniendo viva esa llama del esto y el aquello, pero todo para mi.
Grande el pelao, ni todos los balrogh de Mordor le harían dejar la moqueta
duran debería recibir el homenaje de los ingenieros de caminos y puentes pues ya hemos perdido la cuenta de "los puentes que ha tendido"... bien es cierto que sus puentes son una chufla y más que arcos dan arcadas...
con relación a los manifiestos, me recuerda, don reinhard, y otros voluntarios de esta condenada legión como don aitor, a aquellos dos simpáticos personajes de los teleñecos que desde un palco lo pasan pipa dando estopa a todo lo que se menea... para ustedes habría que elaborar el manifiesto titulado "contra todos y contra todo" y aún así no lo firmarían...
Sr. Tolerancio, aquí, como su nombre indica, estamos condenados y, además, no queremos redención. En mi caso, líbreme la Providencia de hablar por los demás, huir de cualquier clase manifiesto es una cuestión de principios, algo parecido a no votar.
En cuanto a ese manifiesto que usted dice haber firmado, diré que simpatizo con muchos de los promotores a título particular, pero que como equipo, y sobre todo tras leer el papelito, no me merecen mucha solvencia. Es más de los mismo, y entre manifiesto y manifiesto, la Historia nos ha arrollado. Allá ellos con su Constitución y sus grandes partidos. Otros preferimos estar en ese palco de teleñecos y decir que ya nos engañaron una vez y bastante tuvimos.
Para ser exactos, ha dimitido de número dos de CiU, de su cargo en la dirección de esa cosa que muchas veces llamamos erróneamente partido pero que es una coalición.
Sigue en el machito de, ese sí, su partido, UDC. Amén de en la mamandurria parlamentaria, como bien han recordado ustedes.
Don Tolerancio, en cuanto a su alusión, creo que aquí argumenté perfectamente por qué no estoy de acuerdo ni firmo ese manifiesto de Upeyderos, que sin que sepamos por qué se la cogen con papel de fumar cuando no lo hacen para nada ni su bienamada líder ni su doberman.
Por lo demás, los dos abueletes del palco del teatro de los Teleñecos me han gustado mucho desde siempre, lamento que a usted no. Representan como ningún otro personaje de ficción la retranca y la ironía, elementos tan válidos como cualesquiera otros para ver la vida. Y dicen que son de personas inteligentes. Lo cierto es que, al menos yo, si no viese el mundo con una buena dosis de humor y de acidez, me deprimiría con este malhadado país, como gusta de decir Arturo Pérez Reverte.
Y no es cuestión, oiga. Además de porque la vida son cuatro días y dos son para Hacienda gracias a Cristobita Montoro, porque hay que ahorrar tratamientos a la Sanidad pública, que está la cosa mu malamente y no me los puedo permitir por lo privado.
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