Siempre me ha parecido éste un sketch muy divertido del programa Vaya Semanita; el hombre bienintencionado que acude a comprar un disco y las risotadas que provoca su ingenuidad en el personal de la tienda, por no hablar del remate final de la escena, con el ladrón que acude a robar allí donde no hay un duro. Sencillamente genial, y también kafkiano.
Me he acordado del episodio tras conocer las últimas resoluciones del Tribunal Supremo en casos de corrupción política. Imagino a un ciudadano bienintencionado y pagador de sus impuestos, un Josef K. cualquiera, acudiendo a tan lustrosa instancia en reclamación de una justicia igual para todos y azote de mangantes de cuello blanco. Sobra decir que las risotadas las echarían los excelentísimos ropones y su séquito de funcionarios. ¿Y el ladrón? Quia: el ladrón ha salido por la puerta de atrás subido a lomos de un coche oficial.
7 comentarios:
El sistema se degrada por momentos. Hoy le han robado la vespa a mi mujer. Ya le ha dicho en la comisaria el cachazas de turno que ni sueñe con encontrarla. Que están muy solicitadas para despiezarlas, con un aire de desinterés que según me explicaba daba la impresión de que aunque la policía tropezase con ella ni la identificaría.
Lo que me ha recordado que cuando entraron a robar en casa tampoco se molestaron en tomar huellas…total, pa’ké.
En fin, da un asquito todo….
Lo siento, Fuga, y espero que aparezca pese al fatalismo del policía.
Cuando el ciudadano inicia el vía crucis de denunciar tenemos a un Josef K. del siglo XXI.
Sí, realmente el desapego hacia todo el tinglado es una combinación de exenciones y regalías y privilegios de unos, con el desamparo de otros. Cuando la justicia trata con esa exquisitez a los prohombres de la malversación institucionalizada y el corriente Josef K queda a los pies de los caballos, malo.
Si todavía además de llevárselo crudo el sistema ofreciese cierta eficacia para el ciudadano-contribuyente todos podríamos reinos como los del vídeo de Vaya semanita. Pero ni eso.
Un mínimo de eficacia tuya bastará para sanarnos…pues no.
Le dan ganas a uno de hacerse rumano y empezar a limpiar las calles de cobre a diestro y siniestro.
O arrasar con las carteras en el Metro.
Kafkiano, sí.
Como español, Herep, no tendría usted la comprensión de muchos. En cualquier caso, mejor las carteras que el cobre.
es tremendo... pero me imagino la escenita en la comisaría: "¡Nos vienen a dar la lata por una Vespa!... ¡Aún qierrán que investiguemos, que hagamos nuestro trabajo... cuando nos han congelado el sueldo desde hace años!"...
En fin, buena suerte a pesar de tan funestos presagios y que esa mala experiencia no les estropee el veraneo... un saludoc ordial
Fuga:
El problema es que si la Poli encontrara, por un casual, claro, al ladrón de la vespa, no le diría absolutamente nada, porque si se lo llevan al juez, les caería una bronca del carajo. No se puede importunar a su Señoría por semejante estupidez.
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