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miércoles, 20 de marzo de 2013

Maneras de morir



Con un serio percance en su salud mientras escribía el libro, vuelve a la carga González Ledesma con su incombustible inspector Méndez, aunque si tenemos en cuenta el final de la historia y alguna que otra amenaza del autor en diferentes entrevistas quizá estemos ante el último Méndez, el más rabioso, el más sentimental. El tiempo lo dirá.

Ambientada en una Barcelona relativamente reciente y aparatosamente decadente, Peores maneras de morir aborda el sucio mundo de la prostitución y la trata de blancas al más alto nivel y con ramificaciones internacionales, y ello desde dos perspectivas bien diferenciadas: la de la mano de obra de la Europa del Este, jóvenes y guapas mujeres que son captadas no se sabe muy bien con qué promesas, y la de las élites sociales y económicas que mueven el negocio con todo un más que respetable entramado de empresas contra las que la ley, esa entelequia en la que Méndez nunca ha creído, siempre llega tarde.

El doble asesinato de dos muchachas sirve de arranque para una novela negra, negrísima, que propiciará una exhibición, otra más, de un  Méndez francamente viejo, agotado y desorientado en unas calles que ya no son las suyas, pero por ello mucho más peligroso: va por libre y se muestra más asilvestrado que nunca, pues dada la naturaleza de los crímenes, y sobre todo la corta edad de las víctimas, se trata ya de una cuestión  personal, de un envite que puede ser el último servicio del hombre cuya mirada afilada recuerda siempre a una serpiente vieja.

En el debe de la obra un par de reproches que desmerecen, aunque sólo un poco, el resultado en su conjunto. Algunas situaciones violentas-más muertes que nunca en esta novela-son demasiado rocambolescas por lo que tienen de casuales y retorcidas; y lo más chocante, existe una crítica política con innecesaria moralina que sirve para ocultar aquello que el autor no osa decir por un exceso de pudor, tal vez la edad: que Barcelona es una urbe decadente por muchas más razones que las provocadas por un capitalismo salvaje. Y eso lo sabe el lector, pero sobre todo el bueno de Méndez, perro viejo.

11 comentarios:

Señor Ogro. dijo...

No he leido esas novelas, pero el hecho de llamar Mendez al protagonista, en Barcelona, ya es un acto de rebeldía contra el oasis.

Me extraña Omnium Acultural no haya salido pidiendo se quemen sus libros en la plaza pública, como en la Openplatz berlinesa.

Reinhard dijo...

Quizá porque Méndez es un viejo agente del Cuerpo Nacional de Policía que no ha querido pasarse a los Mossos.

Omniun, Sr. Ogro, no tiene media hostia cultural ni tampoco dialéctica, de ahí que nunca se metan con un tipo como González Ledesma, que las pasó putas con el franquismo y la censura, por lo que tuvo que tirar del seudónimo de Silver Kane.

tolerancio dijo...


la trama promete, pero el título me recuerda un programa TV que se titula "mil maneras de morir" y que te cuenta algunos casos rocambolescos... alguna vez "zappeando" lo he visto un rato y, auqnue esté feo decirlo, me he descoyuntado de la risa... inolvidable el de un tipo que se compra un asiento de piloto de caza de combate en un mercadillo de juguetitos militares, lo instala en el saloncito de casa, tira tontamente de una palanca (el mecanismo propulsor o eyector aún estaba activado) y sale disparado contra el techo incrustándose entre las tejas... en fin... no ssomos nadie

Herep dijo...

Como dice Tolerancio, el programa de la TV es indescriptible. No he visto el episodio que describe en cuestión, pero aún y con eso, me estoy riendo ahora mismo.
De las novelas de Ledesma no tenía conocimiento, pero cuando me aficione a la novela negra, será uno de los primeros que abordaré.


Un saludo.

Reinhard dijo...

Tolerancio, ese episodio que relata usted es impagable: indagaré sobre el tema.

Reinhard dijo...

Herep, diría que Ledesma, lástima de su edad avanzada, es el mejor en el género en España.

tolerancio dijo...

pues señores,aún hay más,muchos más... recuerdo algunos que son de traca... un día con más tiempo les narro un par de esos episodios, pues estoy en el ciber y he de hacer un par de búsquedas y me corre el tiempo... "Mil maneras de morir"...

pero aquí va un pildorazo: un señor en ecuador pasea con su hijo por el campo... allí ,mucha gente va armada... ve una tortuga, le dispara, la bala, según la pericial balística la trayectoría no da de lleno ene l caparazón, rebota el proyectil, le da al tipo y la espicha delante de su hijo... efecto bumerán... requiescat in pace

Reinhard dijo...

Ayer noche, Sr. Tolerancio, pude ver un episodio de esa serie en la que no conseguían ejecutar a un fulano con la inyección letal. Parece ser, según decían, que errado el tiro, había que liberar al fulano, lo que en éste origina el lógico alborozo, por lo que se pone a golpear el cristal tras el que se ocultaban los espectadores. Pero, oh, cielos, es entonces cuando muere porque el veneno surte efecto. Tremendo.

tolerancio dijo...

como hoy dispongo de un poco más de tiempo en el ciber (ya tengo la comida hecha, una ración de habitas estofadas a la catalana que están de rechupete) procederé a narrar sucintamente un par de episodios.

1.- un señor en la China fallece, eso se cree, porque le fulmina un rayo. eso asegura un testigo del deceso. Pero esa no es la verdadera causa.

pero el testimonio visual es tan concluyente y el destrozo en el pecho de la víctima tal que no le practican autopsia.

un empleado de la morgue procede a la incineración del cadaver, pero en esas que la combustión activa el artefacto que quedó hundido en el pecho del cadáver: la punta explosiva desprendida de un cohete de los que se emplean para bombardear nubes y provocar lluvia y que, mira tú qué funesta casualidad acertó de pleno en el gafado transeunte.

al estallar la punta, desprende la tapadera del horno y ésta inicia un súbito vuelo, horizontal al suelo que decapita fatalmente al empleado de la morgue.

2.- es usual entre granjeros del medio oeste cultivar muchas calabazas (para zampárselas y para surtir la industria de siouvenirs de Halloween. Muchas calabazas son desechadas porque no pasan el estandar.

algunos de esos granjeros, que el narrador llama paletos, se entretiene en disparar calabazas con cañones artesanales, tubos de hierro como bazookas, alimentados con gas, que disparan para hacer puntería contra espantapájaros entre risas y tomando birras.

solo que algunas personas menesterosas se dedican a robar en los cultivos para revender por ahí lo sustraído, como sucede en todas partes. Este roba-calabazas (la versión Usa de nuestros roba-peras)alertado por la detonación asomó la cabeza entre la plantación para ver de qué se trataba ehizo de espantapájaros, sin pretenderlo. El rabillo o peciolo de la calabaza, lanzadas la hortaliza a esa velocidad con el cañón, se convirtió en un fatal estilete que le atravesó el corazón.

los cachondos del programa terminaron el episodio con un "le dieron calabazas".

en fin, disparate tras disparate. Ojito con ir por ahí saqueando huertas por mucha crisis que tengamos.

Reinhard dijo...

Sin desperdicio, Tolerancio. Deberá decirme los días y horario que lo emiten.

Anónimo dijo...

tolerancio. no sé si el programita está en antena ahora. lo daban por la noche en la sexta o en una de esas cadenas tipo nitro, neox... pero no recuerdo... di con esa burrada haciendo zapping... algunas historias eran tan disparatadas que no sé si habrá algo de guión...