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martes, 12 de noviembre de 2024

PPSOE

 


Dice Borja Sémper que el PP no va a practicar el acoso y derribo contra el actual gobierno a cuenta de la pésima gestión de la catastrófica Dana, aunque son conscientes de que si hubiera sido al revés, probablemente-la fábula de la rana y el escorpión-no habrían recibido el mismo trato. Seguro que no. A su vez, Moreno Bonilla señala que no es el momento de pedir dimisiones por el mismo asunto, comparando la crisis con una operación, luego añade que, si eso, ya veremos cómo está el paciente. Por último, Feijoy, que sin gafas todavía inspira menos confianza, tal vez porque vea menos de lo habitual, califica de ejemplar la respuesta de las comunidades autónomas frente a la tragedia, lo que certifica que el estado de las autonomías ha funcionado. 

Más allá de la blandenguería del principal partido de la oposición, hace tiempo que se viene indicando que no existen diferencias sustanciales entre PP y PSOE: misma defensa a ultranza del Régimen, apoyos mutuos en Bruselas, devoción por la agenda 2030, reparto de la justicia…Parafraseando a Moreno Bonilla, en realidad el paciente ya es un cadáver, pero a efectos prácticos, de eso va el pacto fundacional, seguirá gozando de buena salud. Siempre, henchidos de optimismo ante cualquier catástrofe, podremos decir que sólo el pueblo salvará al pueblo, pero todos sabemos que nadie nos salvará de los que nos gobiernan, hoy o mañana. Ése es el muerto con el que hay que cargar.


viernes, 8 de noviembre de 2024

Mal perder

 


José María Aznar no ha digerido muy bien la aplastante victoria de Trump, disgusto que lo coloca en el mismo bando de la izquierda patria y lo emparenta con sujetos tan abyectos como el Chef José Andrés entre otros cenizos que llevan el mal fario español por doquier. Algo pasa cuando el que intentó un golpe de Estado es elegido presidente, sentencia José María. Dejando a un lado ese alineamiento de la derechita española con la dictadura progresista que devora a Occidente, lo primero que pasa es que a veces la gente vota-especialmente en una democracia representativa como la americana-según su libre albedrío y no siguiendo indicaciones de unas élites extractivas que tratan al votante como un retrasado mental. Lo segundo que ocurre es que no está tan claro que Trump intentase un golde de Estado, pese a que le habían robado las elecciones con nocturnidad y alevosía.

En cualquier caso, de golpes de esa naturaleza sabe mucho el muñidor de FAES, no en vano le dieron uno delante de sus morros con la matanza del 11-M, y lo peor es que, según daba a entender él mismo ante la pertinente comisión parlamentaria, tenía información sobre la verdadera autoría del atentado. Pero prefirió callar y mirar para otro lado, más o menos como el juez Gómez Bermúdez, quien tras redactar una sentencia infumable sobre ese dramático episodio iba diciendo por ahí que España no estaba preparada para saber la verdad sobre el caso. Serán estos silencios el patriotismo constitucional que acuñó Aznar en sus años de gobierno mientras reivindicaba-ahí es nada-la figura de Manuel Azaña, como Cuca Gamarra, otra mercancía averiada de la misma tendencia, loaba hace cuatro días la figura de Kamala Harris.

En fin, con Ánsar, que ya apuntaba maneras cuando sonreía en aquella fotografía de las Azores, se cumple el principio de Hanlon: nunca atribuyas a la maldad lo que puede ser explicado por la estupidez.


miércoles, 6 de noviembre de 2024

Libelos

 


El Inmundo, aunque ya no esté bajo la batuta de Pedro Zola Ramírez, sigue fiel a sus principios progresistas y políticamente correctos, que para eso tiene un elenco de colaboradores que, como decía el coronel Trautman en Acorralado, hacen vomitar a una cabra. Esta portada recuerda mucho a aquella otra de Lo País tras la hecatombe del 11-S, el mundo en vilo a la espera de las represalias de Bush. Autoritarismo global, manda narices, como si la porquería que viene de Bruselas fuese un prodigio de democracia liberal. Mal día y malos tiempos, en fin, para la peste woke que nos devora. A todos sus apósteles y epígonos, especialmente a los americanos, siempre les quedará el fentanilo.