¿Qué decir, a grandes rasgos, de
la noche electoral? Pues que hemos pasado del que te vote Txapote al que te
vote Puigdemont. Ahí es nada, el gobierno de España pendiente de un prófugo de
la justicia, toda una ensoñación, perversa, según el ropón Marchena. Por lo demás, lo de siempre, la fidelidad de la izquierda y la
endeblez de un centro, el de Feijoy, que sólo vende humo. Y la fortaleza de un régimen
corrupto desde su nacimiento, que puede permitir que el partido más votado se
vaya a la oposición sin que el personal, atontado por el consenso, diga esta
boca es mía. La fiesta de la democracia, dicen.
4 comentarios:
la carcajada de la desesperación, el humorismo de desollado vivo de Ciorán... Capital de España: Waterloo... para mear y no echar gota... los colaboradores más cercanos del fugado decían tiempo atrás que puigdemont había enloquecido, que estaba obsesionado con que agentes del CNI le envenenaran la comida... ahora ese tarado es el hombre más importante de España... huyó en el maletero de un coche, regresará en Falcon, como un gran estadista... espero verlo, el espectáculo será inolvidable... la derecha no aprende, feijoy dijo en la tele que no ve a vox para formar un gobierno nacional, pero sí lo ve para formar gobiernos regionales en valencia, castilla y león y a última hora en extremadura... la izquierda a lo suyo y sus votantes tragando lo que sea, que para eso tienen bula...
Cada vez que veo esta película, y llevo unas cuantas, me acuerdo de los padres fundadores de este engendro, aquellos sabios de la Transición dando a los separatistas la gobernabilidad del Estado, de un Estado fallido como pocos. Y lo que se viene con Fuetdemont será increíble. En fin, es lo que hay.
Es lo que hemos votado, ¿no?, pues a aguantar.
La alternativa es romper el DNI y el pasaporte e intentar conseguir un documento de apátrida.
La otra alternativa sería un golpe de estado que metiera a todos estos politicuchos en la trena, pero eso no es viable ni posible y a estas alturas tampoco creo que sea ni siquiera deseable.
Resumiendo: ajo y agua.
Para dar un golpe de estado hay que tener un pizca de patriotismo, y no parece que eso exista en aquellos que tienen esa fuerza. Ya sabemos quién es el jefe de todos ellos y si tiene, como figura decorativa que es, que encargar el gobierno al camarada Sánchez, lo hará, aunque ello signifique pactar con el chalado de Bélgica.
Y sí, Traveller, ajo y agua, no hay otra, hasta aquí nos trajo aquel consenso.
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