En esta Españeta de
pandereta la realidad siempre supera a la ficción. Un helicóptero-Pegasus le
llaman-de la DGT que se dedica a freír a
multas a los sufridos conductores se estrella en Madrid y el piloto da
positivo en cocaína y metanfetaminas. Antaño esa misma dirección general lanzó una campaña en la que
nos decía que fuésemos buenos al volante, pues no podían conducir por nosotros.
Ahora nos viene a decir que sí pueden drogarse, y lo que haga falta, por
nosotros. El estupefaciente episodio constituye una metáfora perfecta del
lodazal en el que hay que sobrevivir: funcionarios corruptos que no dan
ejemplo, políticos ladrones que atesoran todos los vicios, locas con sabrosa
nómica pública que recomiendan el uso de artefactos de todo tipo en el sexo,
jueces prevaricadores, curas que hablan del aborto como un derecho, generales
de la Benemérita que roban a manos llenas...
Mas no parece que las cosas vayan
a cambiar mucho por estratosférica que sea la corrupción. Y es que como
señalaba Gómez Dávila, el pueblo no elige a quien lo cura, sino a quien lo
droga.
3 comentarios:
jejeje...ha sido el comentario del día. La chirigota nacional.
Todo es delirante. Ninguna institución pública se salva. Lo único es apostar cuándo saltará el próximo escándalo, que será en menos de 48 horas. Fijo.
había, al parecer, algún tripulante más que... atenta a la guardia... se dio a la fuga tras el accidente...
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