El gobierno maneja un proyecto de
ley para que las jóvenes mayores de 16 años puedan abortar sin el
consentimiento de sus padres, o progenitores. Puede parecer un despropósito que
aquéllos que mantienen a esas menores no tengan nada que decir en tan espinosa
cuestión, pero vivimos bajo un sistema que aspira a sustraer a los hijos de la órbita
afectiva, y jurídica, de los padres para colocarlos bajo el manto protector del
Estado: los hijos no son de los padres, o progenitores, sino del Estado
omnipotente. Bien es cierto que ese mismo Estado podría fomentar que esos
potenciales nietos, hijos de sus hijas, viniesen a este mundo y no se quedasen
por el camino, esto es, en el cubo de los desperdicios de cualquier clínica de
planificación familiar o asimilada: que nazcan más y más niños, y niñas, que
nosotros, Estado del bienestar socialdemócrata, los mantendremos ayudando a las
madres a sacarlos adelante con dinero contante y sonante, será por impuestos...
Mas no parece que los tiros vayan por ahí, que hay dinero para cualquier martingala
menos para fomentar la natalidad.
Lo más gracioso de una historia
que ya veremos cómo se plasma en el BOE es que algunos medios nos dicen que esa
propuesta del gobierno del camarada Sánchez puede venirse abajo con la sentencia
del Tribunal Constitucional sobre la ley vigente en la materia. Sentencia que
se espera desde hace ¡doce años! Y que dicen que está al caer. El parto de la
burra.
2 comentarios:
se trata de una manifestación más de ese fenómeno consistente en separar a los hijos de los padres para propiciar futuras promociones de "pioneros morozov", aquel majadero que denunció a sus padres por contrarrevolucionarios y al que elevaron a los altares del régimen soviético, con estatuas en muchos lugares... total, por qué deberían decir nada a sus padres, si según tengo entendido también se pueden hormonar o deshormonar o qué sé yo qué para cambiar de sexo/ género sin decírselo a los tales... esto es un sindiós, también podemos cambiar de nacionalidad sin cirugía (chiste malo) según dice un tal bendodo, si así se llama el fulano que ha elegido feijó para espantar a sus votantes...
Bueno, ya tenemos un neologismo para definir la "boutade" típica que suelta el PP para contentar a separatistas, progres, etc: bendondada. Centro centrado muy moderado, centro centrado muy bendondado.
Vamos, Feijóo, que nos vamos.
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