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miércoles, 8 de julio de 2020

El honor



El Tribunal Supremo ha fallado-valga cualquiera de las acepciones-que el honor de Pablo Iglesias en vía recta ascendente vale 12.000 euros, cantidad a la que, si no lo remedia Estrasburgo, deberá hacer frente el periodista Hermann Tertsch, quien publicó un artículo en el que acusaba al abuelo de Iglesias de participar en alguna que otra saca durante la Guerra Civil. Consideran los jueces que la acusación no era veraz y que por ello merece ese castigo. ¿Es mucha o poca valoración la que se hace del honor de los Iglesias? Depende. Si la protección del honor es el espíritu de la norma, quizá habría bastado un simbólico euro. Eso hubiera sido lo más correcto y así el clan familiar podría sacar pecho y decir como los beneméritos agentes que vigilan día y noche la dacha del Marqués de Galapagar, que el honor es su divisa. Quia: el vil metal.

4 comentarios:

fuga dijo...

El caso es que hubo condena por aquellos crímenes. Condena a muerte, que fue conmutada y luego salió de prisión a los 4 años gracias a los buenos oficios de un ministro de la dictadura que lo enchufó en el ministerio de trabajo en época dura de falange. El abuelo después enchufó a sus tres hijos - parece el relato de una familia del Opus- y uno de ellos, el padre de pablete, estuvo de inspector de trabajo toda la dictadura acumulando sus trienios mientras militaba en el Frap.

Para quienes no tuvimos familia con relación alguna con el régimen, y ya abuelos y padres se dedicaban a trabajar en el frío mundo exterior y pagar impuestos para toda esta cuadrilla de vividores, no deja de ser sorprendente verlos alardear de freedom fighters. Y exigir reparaciones por su honor mancillado.

Qué pereza de manicomio y de chiflados.

Reinhard dijo...

Los ropones del Supremo, querido Traveller, no tienen ni zorra idea de lo que fueron las sacas en el Madrid del no pasarán. Lo más gracioso es que si volviesen esas sacas, esos mismos ropones serían los primeros paseados. Pero ellos no lo saben.

tolerancio dijo...


de modo que ni el abuelo fue chequista (y luego franquista) ni el padre terrorista... al final resultará que ni el nieto es comunista, sino una ursulina descalza...lo que no cabe duda es que sus señorías son unos fifís y darían para ese ejercicio de justicia poética que insinúa don reinhard...

Traveller dijo...


Su respuesta, amigo Reinhard, se refiere al comentario de Fuga, no a mí.

Pero aprovecho para decir que probablemente los ropones sí lo saben y por eso dictan las sentencias que dictan. El miedo es libre y hay paseos que no son nada apetecibles y tal como van las cosas tienen visos de probabilidad.