El otro día pasó Abascal por Televisión
Española. Y casi no pasa, porque los sindicatos del ente público pusieron el
grito en el cielo y exigieron su veto. Los mismos sindicatos que callaron
cuando en esa casa le dieron a Otegui una sesión de baño y masaje y un lavado
de imagen, todo gratis el amore. El entrevistador, un tal Franganillo, era una
especie de perro de presa que sólo buscaba el descrédito de Abascal con la cosa
de la inmigración y los delitos sexuales, amén de la violencia doméstica, pero el de VOX
salió airoso y el pitbull con el rabo entre las piernas, porque ahora los
pitbull, por aquello de la corrección política y los derechos de los animales, tienen rabo. Nada es lo que era.
En el fondo, la hostilidad de Franganillo y el intento
de boicot de los sindicatos no son más las tradicionales expresiones del guerracivilismo al
que está abonada la progresía desde los tiempos del Prestige, la guerra de Irak
y el 11-M. Y luego el País Semanal saca un reportaje preguntándose por qué
gente normal vota a VOX. Pues por Franganillo y los sindicatos, entre otras
muchas razones, pero sobre todo por ser gente normal, sin complejos. Que todo hay
que explicarlo.
1 comentario:
Independientemente del entusiasmo genuino o pose del tal Friganillo sospecho que tampoco se pueda descartar que el tipo estuviese coaccionado por el miedo a los reproches internos sino se ponía borde.
En este país ya se vigilan unos a otros y eso estimula la necesidad de parecer un gladiador so pena que los compis te jodan la vida por tibio.
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