Los incidentes del pasado domingo en Rentería dejan claras unas cuantas cosas y ninguna buena. Es superfluo
insistir en que el mantra de la derrota de ETA no se lo cree nadie, y para ello,
además de contemplar la chulería, y también las caras, de los que pretendían
reventar el acto de Ciudadanos, sólo hay que echar un vistazo al mapa político
de Navarra-al lado del País Vasco para el que no lo sepa-de un tiempo a esta
parte y a una Disposición Transitoria Cuarta de la Constitución que nunca ha
tenido más vida y mejor salud que ahora.
Pero la lectura de esos
incidentes es otra y no tiene un pero: se equivoca Rivera-que acude a ese
frente usando el término Euskadi para caer un poco mejor-cuando habla de volver
a aplicar el artículo 155 en Cataluña-acoso similar al PP en la universidad días antes-y con más dureza que la otra vez. Ni sólo
en Cataluña, ahí está Rentería, ni tampoco ese artículo, sino otro más contundente,
el 116, con su estado de excepción en ambos territorios. Lo demás es brindar al
sol, decir que tenemos razón porque somos mejores y salir escoltado por hacer
aquello que la ley permite. Toda una derrota sin paliativos.
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