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lunes, 4 de septiembre de 2017

La sinécdoque perfecta



Más allá del atentado de las Ramblas, sobre el que ya se ha escrito casi todo, el tórrido y felizmente acabado agosto nos deja una imagen impagable, la de una se esas reuniones veraniegas del Congreso que para nada sirven, una fotografía con unos curiosos protagonistas y que atesora una enorme plasticidad. Un diputado del PP que parece confesarse con otro colega, o socio, de Ciudadanos, la grotesca Camacho con una pata ortopédica que es metáfora de una España quebrada y un diputado nacionalista vasco que se parapeta junto a lo que parece un extintor, quizá una manguera, de incendios y espía a los que considera, seguramente, sus enemigos. Podrá decirse que faltan Tardá y Rufián-que estarían en el bar-o un socialista y un podemita, que tanto monta, pero lo bueno que tiene esta España del Consenso es que unos cuantos de sus próceres representan a todos los demás. Es la sinécdoque perfecta y permanente, la que no descansa ni en agosto y que se reinventa, ya están ahí, cada septiembre.

2 comentarios:

tolerancio dijo...


parece una escena de la comedia del arte... alicia está deslumbrante con su pata-chula y el aranista parece un voyeur pronto a desenfundar el instrumento dador de apellidos... falta un ropón, de esos que tanto le gustan, don reinhard, acaso el fiscal general repasando por los pasillos el discurso de apertura del año judicial... el jefe, con más medallas al pecho que un general soviético, de los que no quisieron imputar a arturín mas por malversación de fondos públicos a la espera de que el tribunal de cuentas les pidiera la pasta malversada, pero ya como una falta administrativa que no como delito...

Reinhard dijo...

Cómico sería si no fuese trágico. El carrerón de la patachula, quizá por eso se ha accidentado, es la demostración evidente de lo lejos que se puede llegar en política sin haber empatado con nadie. Ni Felisuco, oiga, ni Felisuco.