La última boutade de Pablo
Iglesias ha sido mostrar en las redes sociales un retrato que le hizo un niño
en el tren. Este retrato me lo ha hecho un
niño en el tren sin que me diera cuenta. Me lo ha dado al llegar a Madrid.
Estas cosas me conmueven. Si no los abortan antes, es un clásico en el
comunismo la manipulación de los niños, sea en forma de pioneros con pañuelos
de vivos colores al cuello, sean en toda clase de festivales donde se vitorea
al líder máximo. De ahí que el conducator podemita no haya tenido reparo en hablarnos del niño y de la emoción que le
embargaba al recibir la obra.
El retrato en sí, de una crudeza
aplastante y vivo realismo, cuadra a la perfección con el arte típicamente
soviético, que huía del decadente arte burgués, siempre plagado de las extravagancias típicas de todo lo moderno. Y
es que el niño, quizá sin saberlo ni pretenderlo, dejó un retrato del líder que
tiene de parecido asombroso con una de las referencias históricas de Pablo,
Felix Dzerzhisnky, fundador de la Cheka: normal, pues, la conmoción que le
produjo el regalo.
8 comentarios:
el retrato del galopín es más una crítica que una loa (culto a la personalidad) al interfecto... adviértase la torva mirada de pablenin... intranquilizadora... bien traída la semejanza con el artífice de la cheka, don reinhard, pero sin duda, salta a la vista, si la cara es el espejo del alma, el carnicero polaco inspira más confianza que el podemita... no me cabe duda, una vez que a pablenin se le pase el arrobo y la emotiva conmoción, le auguro al otro pablo, al joven artista, una temporada en el gulag...
Bien mirado, y con la pinta de Pablemos y ese gesto con la mano, algunos dirían que el niño ha retratado a un rapero. O a uno de esos necios del reguetón. Porque seguros que raperos y reguetones son de Potemos.
¿ Estilo soviético, dice ?. Pues yo aprecio claras notas picassianas en la obra de arte.
Bueno D. Aitor, bueno.
No deben ser muy contradictorios los dos estilos, porque, que yo recuerde, Picasso no era muy de derechas.
certeras pinceladas, señores... la historia se repite a otra escala... el bolchevismo cultivó la amistad de no pocos artistas "transgresores" de la época, sea el caso de pintores occidentales no figurativos... "los tontos útiles", entre otros (filósofos, intelectuales, cineastas)... mientras en rusia imponía con implacable rigor la ortodoxia del realismo socialista... esto se cuenta admirablemente en "el fin de la inocencia"... un libro que muchos de ustedes han leído y que es una maravilla (y que animo a leer a quien no lo haya hecho aún)...
Discrepo, Don Aitor: El realismo del retrato es tremendo, pues refleja a Pableras en toda su fealdad.
Pues a mí también se me hace parecido a Lluis Llongueras, el peluquero.
cojones, lo ha clavao, don aitor...
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