Puede ser habitual morir más o
menos en paz, con uno mismo o con los demás, pero hacerlo con buen humor es ya
más complicado. Así, con esta necrológica, se despedía de este mundo el notario,
y también escritor, Don Enrique Aldaz Riera, que lo fue de diferentes plazas,
entre ellas la de Hospitalet de Llobregat. Ahí fue donde lo conocí un poco,
traté con agrado y disfruté con mucho gusto de su amable conversación entre
escrituras, que era lo suyo de verdad, pues en cualquier receso tenía el
detalle de ilustrarte con su erudición jurídica. Pero además, insisto, era escritor de
fina ironía y cuidado lenguaje con más de una obra publicada. Que sus cenizas vayan donde mejor consideren
sus deudos. Descanse en paz.
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4 comentarios:
¿ Esto se ha publicado en La Retaguardia ?
No fue en el ABC.
Aquí.
Fino humor, además. Desdramatizar el asunto con alguna guasa suele indicar inteligencia. Es fácil deducir con ese obituario que fuese persona con la que pasaras buenos ratos.
Lo mejor era su enorme cultura: si miramos en Internet, hay tres libros suyos publicados.
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