A estas alturas de la
película resulta sorprendente que el personal se escandalice porque
un dirigente de la izquierda-extrema o o no es siempre un epíteto subjetivo-acuda a la sanidad privada y soslaye la pública, que es una sanidad que tampoco está nada mal pero que es más lenta, quizá porque los pobres
tienen la fea costumbre de ponerse enfermos. Uno parte del dogma de
que sólo los ricos pueden permitirse el lujo de ser de izquierdas, y tiene la certeza de que el lema del progresismo es consejos vendo que para mí no tengo, de ahí
que sean ellos, esos ricos de la izquierda glamurosa, los que recomienden una cosa y hagan la
contraria. Desprecian, y hasta prohibirían, la enseñanza religiosa
pero sus vástagos acuden a ella porque la pública es una porquería, y no tienen reparo en acaparar
inmuebles para su explotación mientras critican la propiedad como un
vicio burgués. Si el actual alcalde de Barcelona lideraba una
plataforma de afectados por la hipoteca, qué redundancia, y vivía
de alquiler, ¿por qué un comunista que se llama-vaya
contradicción-Monedero no va a poder pagarse una mutua? Y además,
¿hay algo más social que el mutualismo? No es aquel Socorro Rojo
Internacional, pero menos da una piedra.
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3 comentarios:
Las incoherencias son interminables.
Y ahí tienes a Ana Mato, pidiendo una indemnización de 24 meses por perder el escaño. Lo que tampoco está nada mal estando imputada por cohecho impropio en el enésimo escándalo de corrupción – decían que les pagaban poco pues en el sector privado se los rifan para dirigir alguna multinacional-
Del mutualismo habría que añadir los sueldos de mierda que pagan a los médicos unas mutuas que reparten bonus de aurora boreal entre su consejo de administración. Al final la seguridad social ha coadyuvado a que tras eliminar el papel del médico e institucionalizar -ergo diluir- el valor de su trabajo -ya no te cura el médico (sic) sino la Seguridad Social- otros, las mutuas en este caso, hayan podido explotar con mayor facilidad el único activo que diferencia una clínica de un hotelito.
yo, la verdad, no sé si es que no me quedan jugos gástricos para arrojar... pero ya ni las gansadas de esta gente me hacen gracia, qué hartazgo... que si el bebé en el congreso, que si el besito de pablito, los muñecos de los semáforos con falda o el ingenioso y reciente hallazgo del mujeraje... qué cansancio... falta, empero, un ítem contradictorio más en su entrada... censuran la publicidad sexista, tías jamonas promocionando la venta de un coche, qué sé yo, pero mandan a sus chicas enseñar los cocos a una capilla... aguantar a esta gente equivale a una remisión plenaria de los pecados... cierto que la corrupción a gran escala es una lata y una lacra, pero estas puñetitas podemitas, será porque me aterran y alertan, es decir, la ingeniería social y la voluntad de codificar al milímetro la vida de los demás, me causan un especial desasosiego... verdadero pavor...
Sí, Fuga, lo de las indemnizaciones a sus señorías es de traca. Ahora se entiende aquella hazaña de los podemitas consistente en rodear el Congreso: lo querían para ellos, que aquello es un chollo!!! y los lerdos de los maderos tomando posiciones como si le fuesen a meter fuego, ay, qué cosas
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