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jueves, 7 de mayo de 2015

Poco hecho



El Tribunal Supremo ha decidido devolver la causa contra el exministro López Aguilar al juez instructor por entender que la patata caliente tiene, ahí es nada, un déficit argumental, que es algo parecido a cuando devolvemos un filete en el restaurante por no estar hecho a nuestro gusto, que el cliente siempre tiene razón. No había, pues, fumus boni iuris. Sin entrar a valorar el fondo del asunto ni la calidad de la carne, hay que quedarse con la reacción de la exmujer de López, quien fiel a su discreción habitual ha manifestado alegrarse por esta decisión, aunque no sabemos si se alegra por ella misma, por él, por los niños o por la maltrecha justicia, si bien la señora y presunta víctima siempre ha manifestado que nunca presentó denuncia por unos hechos que, según juez y fiscal, podían resultar delictivos.

Pero es lo que tiene la siempre antipática ley penal, que dice que hay delitos que se persiguen de oficio, guste o no guste a la presunta víctima, que es como cuando siendo un niño tu madre te obligaba a comerte el filete estuviese como estuviese, que aquello no era un restaurante. De lege ferenda, y para evitar espectáculos de este tipo, la ida y vuelta que marea y que pone la mosca tras la oreja al personal, lo aconsejable sería suprimir el privilegio-ley privada en su etimología-del fuero: que el filete sea mejor o peor, pero igual para todos.

1 comentario:

tolerancio dijo...


podría tratarse de un pasteleo más de tan alto tribunal, condescendiente con sus señorías, con unas más que con otras, claro, pero comoquiera que la ley aguilar sobre violencia de género consagra la presunción de culpabilidad... pues eso, chincha rabiña...