O solo tres a favor de presentar una querella contra el rebelde Mas. He ahí la opinión dominante de la fiscalía catalana ante la delegación de jerarquía y autoridad por parte del cinéfilo Bambi Dulce Torres, todo un ejemplo de esa descentralización administrativa que nos otorgaron nuestros padres putativos del 78 y que todavía hoy goza de envidiable salud en este erial. Podrá criticarse esa actitud de no querallarse y mirar hacia otro lado, pero todo parece indicar que esos fiscales catalanes han tomado buena nota de la comparecencia tardía del Presidente del Gobierno: donde manda patrón...Siempre quedará la heroicidad del anónimo ciudadano y contribuyente ante tanto despropósito y dejación de funciones, pero la sensación de frustración solo es comparable a la de Bambi cuando perdió a su madre. Podrá decirse, y es cierto, que la ley siempre es una cuestión de interpretación, como en el caso del falso terminal Bolinaga, pero asusta pensar en qué manos estamos cuando el Ministro de Justicia no tiene reparos en decir que los ¿delitos? imputados a Martín Villa por una juez argentina estarían prescritos, si no amnistiados. Cuánta sedición.
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4 comentarios:
¿a que al final la querella me la ponen a mí por haber arrancado unos carteles de la anc de esos que dicen: "quiero un país donde me lleven el desayuno a la cama"?
Siempre fue MadriT, Reinhard. Algunos llevábamos años tratando de explicarlo. Hoy por lo menos nadie que aspire ya a analizar con algún crédito intelectual la degradación catalana se permite hacerlo sin poner en el centro de su examen la degradación de MadriT.
Por lo menos ahora nos echamos unas risas viéndoles en pelotas…las instituciones del Estado ¡quía!
He estado desde las dos de la tarde comiendo con unos amigos y proclamando a voz en grito mi cabreo por la inacción de Mariano y sus fiscales ante el reto nacionalista de Mas y sus acólitos el pasado día 9.
Sorpresivamente, mis compañeros de mantel entre los que se encontraba algún catedrático nacido en Calatayud, aseguraban que el comportamiento de nuestro Presi había sido el idóneo y que quienes pedíamos actuaciones más radicales éramos unos ultras desinformados.
No han aceptado siquiera mi pretensión de al menos una cierta violencia aunque sólo fuera verbal por parte del Gobierno.
Je suis desolé.
Al final, ser un ultra será todo un toque de distinción: el de la decencia.
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