Hasta ahora, y junto al de Colón y Luis Bárcenas, el dedo más famoso era el de Mourinho, aquél que metió en el ojo-no en el tercero, por favor-de Tito Vilanova y que para muchos merengones indicaba el camino a seguir. Mariano Rajoy ha sacado su dedo para designar a la sucesora de un Basagoiti que se va a la empresa privada merced a una trayectoria plagada de éxitos en esa esfera. Es ya tradición en el PP que se recurra al dedo para designar al más incompetente, y así, de aquel cuaderno azul-no había otro color-con el que Ánsar se paseaba arriba y abajo, surgió el hombre que a fuerza de paciencia nos lleva por la senda de la recuperación.
Estaba cantado que la decisión sería digital, si bien Mariano podría haberlo hecho con una mínima liturgia, con ese rito del plasma al que se ha suscrito con devoción: convocar a los próceres vascos en la sede del partido en Bilbao y desde allí, a lo Gran Hermano, anunciar la nominación de un campeón elegido por una audiencia tan fiel como inexistente. Dejar que los afiliados votasen era un riesgo que no podía permitirse un partido que da por amortizadas dos regiones de España y que trabaja con ahínco para que en esos feudos el perfil de sus dirigentes sea lo más bajo posible, tanto que suele lindar con la estupidez. Bien es cierto que el dedazo podría haber sido peor: imaginen que el ungido hubiese sido Iñaki Oyarzábal. Tendríamos a todo Cristo diciendo que se premiaba el lameculismo, y eso no, no és això, companys, no.
Estaba cantado que la decisión sería digital, si bien Mariano podría haberlo hecho con una mínima liturgia, con ese rito del plasma al que se ha suscrito con devoción: convocar a los próceres vascos en la sede del partido en Bilbao y desde allí, a lo Gran Hermano, anunciar la nominación de un campeón elegido por una audiencia tan fiel como inexistente. Dejar que los afiliados votasen era un riesgo que no podía permitirse un partido que da por amortizadas dos regiones de España y que trabaja con ahínco para que en esos feudos el perfil de sus dirigentes sea lo más bajo posible, tanto que suele lindar con la estupidez. Bien es cierto que el dedazo podría haber sido peor: imaginen que el ungido hubiese sido Iñaki Oyarzábal. Tendríamos a todo Cristo diciendo que se premiaba el lameculismo, y eso no, no és això, companys, no.
6 comentarios:
Imaginen que el populacho vil decide que sea Santiago Abascal el lider: que horror!, que espanto!, un vasco que reivindica a España,y peor,que podria llegar a revivir a Montesquieu, con lo que está costando enconfrar al muerto con cemento debajo del río.
Pero menos mal surge el dedo justiciero, debil con el fuerte, mortal con el débil, para asentar las marianadas que nos llevan alegrando la vida desde que ascendio el poder para sustituir a Zapatero.
Y cuando digo sustituir, lo digo en toda su extensión, ya que literalmente lo sustituye y hace exactamente lo mismo.
Mariano y dedo de E.T., se lo podría meter por .. sí, por ahí, la nariz.
Es la política del perfil bajo, gentes ridículas-ahí está la estúpida Camacho-para contentar a los separatistas y que se mantenga un statu quo que cada vez es más desolador.
El PP da por amortizadas dos regiones de Expaña y actúa en consecuencia. A Mariano no le diría que se metiese el dedo por el tercer ojo: no sé, barrunto que sería placentero.
Lo que a mí no me deja de sorprender es la marcha de Basagoiti, cuando sonaba para ministro en una eventual crisis de Gobierno, y concretamente de Interior.
Las razones que aduce para marcharse al otro lado del charco a trabajar con el chiringo de Querido Emilio se las va a creer él : "para que mi familia no tenga que ir con escolta". Cuando en México, país al que va, el secuestro de empresarios y otras gentes próximas está a la orden del día.
Si no conociese el paño, Don Aitor, pediría que a Sánchez Camacho la mandasen a otro exilio dorado, pero no quiero pensar en el sustituto que impondría el dedazo. Mejor lo malo conocido...
¿Usted cree, Reinhard, que puede existir algo peor que Sánchez-Camacho?
Mire que hay una foto que circula por ahí que da espanto...
Pase esa foto, Herep. Echemos unas risas.
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