Por Tolerancio
Leo en la prensa
que las autoridades rusas no saben qué hacer con la momia de Lenin. Se descarta
que Putin la someta a un tercer grado o le meta un chute de polonio, en lugar
de bótox, en las cejas. Debaten si
enterrarla o mantenerla como hasta el día de hoy. El estado de conservación del
líder bolchevique es una maravilla. Parece mismamente que va a levantarse del
ataúd, echar a andar y, asomado a la balconada del Kremlin, dirigir una
proclama revolucionaria al personal. Sánchez Gordillo, el alcalde de
Marinaleda, aparece detrás, con pañoleta palestina y una chapa de la Segunda República
al pecho a guisa de condecoración..
Para que el
fiambre no se descomponga, Vladimir Ilich Ulyanov es sumergido cada dieciocho
meses, durante unos días, en un baño de glicerina y acetato de potasio. Y queda
la mar de rechulo y pinturero.
Lenin marcó una
época. Pocos líderes contemporáneos le pujan en importancia y relevancia
históricas. Si alguien propusiera un personaje español para seguir los
perdurables pasos de Lenin, yo, sin la menor duda, señalaría a Zapatero… una
vez muerto, claro, pues sería una imperdonable descortesía momificarlo en vida…
habiendo descartado a Santiago Carrillo, que, como todo el mundo sabe, nunca
morirá. Ni siquiera Satanás tiene prisa por llevarle a su lado.
No es una broma.
Tampoco se trata de cotejar la trascendencia de uno y otro: Lenin y ZP, ZP y
Lenin, pues es evidente que las comparaciones son a veces odiosas y ociosas.
Nadie discute la inanidad intelectual de ZP. Jamás se vio a medianía semejante
llegar tan lejos. Un bamboche, un fifiriche, un personaje insustancial, un zote,
un botarate de tomo y lomo, casi un tonto de baba… a tono, esa fue la clave de
su éxito, con una buena parte del paisanaje. Pero, es indiscutible, ha marcado una época. Como hubo una
época Meiji en Japón, en España ha
habido una época ZP, guste o no, la
de la España
del Chiki-Chiki. El energumenismo, la imbecilidad colectiva, el extravío,
la desfachatez, el buenismo malo del pensamiento Alicia, el despilfarro, la
gansada, la incongruencia elevada a la categoría de carácter nacional.
En la actualidad
Zapatero cuenta nubes (o eso le escribieron en un discurso pues el interfecto
no ha leído a Gómez de la Serna
en su vida) con esmero y tesón, con la misma cara de Dustin Hoffman en Rainman contando palillos desparramados
por el suelo. Sólo que no recordamos que a Dustin Hoffman se le juntara saliva
en los labios.
Yo momificaría a
ZP para ilustración de las futuras generaciones. Para que vean a qué estadio de
degradación podemos llegar. Tardaremos mucho tiempo en superar ese legado
sensacional, queridos miembros y miembras.
1 comentario:
Tendriamos que haberle momificado en vida, encerrandolo si no en una piramide (por aquello de los gastos y chanchullos), se me ocurre por ejemplo en el valle de los caidos..junto a su inseparable paco, codo con codo.
Ahi podrían hablar de las aventuras del capitan lozano y todas esas cosas que tantos gustaban a Zapatero cuando andaba tocando los cojones a las victimas del terrorismo.
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