Razones de agenda y una cierta prudencia me han aconsejado postergar un poquito una mínima valoración sobre el congreso del Partit Popular Català, que como su propio nombre indica, amén de la sólida trayectoria de un grupo de amiguetes cimentada sobre la imbecilidad, no es otra cosa que una franquicia más del nacionalismo reinante en Catatònia. Junto a la gomina de siempre y los jerseys de marca perezosamente echados sobre la chepa, logotipo nuevo-molt català-y presidencia del congreso para ese gran cenizo que es el Ministro del Interior, un hombre abúlico que sonaba para embajador en el Vaticano pero que necesariamente tuvo que ser vetado por ese sabio infalible que es Su Santidad, porque una cosa es torear al Demonio y otra burlar a un gafe.
Como en aquellos congresos del Partido único en el bloque soviético, unanimidad para todo y aplausos generalizados ante cualquier intervención que avalase la obviedad de la célebre sentencia marxista: que partiendo de la nada hemos alcanzado las más altas cotas de la subnormalidad. Así, ante unas palabras de la señora presidenta del partit reclamando una Tele3 para todos y todas, catalanes y catalanas, la peña entra en éxtasis y pare una ovación tan larga como aquellas que se daban entre las huestes del socialismo real, ignorando la plebe que ante cualquier televisión pública la única actitud honesta es aquella que invoca la más radical eliminación de estos pozos sin fondo, y que más nos valdría, propuesta de lege ferenda, que la fundación de un ente de esta naturaleza fuese delito.
Aplaudamos, pues, ante esta enésima consagración de los pagafantas y dejemos que sea la Historia la que los ponga en su lugar en apenas cuatro días. O cuatro telediarios.
6 comentarios:
Al PPC le es aplicable perfectamente el célebre dicho de Groucho Marx: "estos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros".
Casi peor, es ver a la Camacho intentar lavar su imagen en intereconomia, antes de volver al terruño para arrastrarse ante el nacionalismo y ante CIU.
Impresentables. Si les sirve de consuelo (ya se que no), el PP de pais vasco sigue unos pasos, no a ese ritmo tremendo.. pero encaminados. Lease sino a Oyarzabal o al pintor de rayas rojas que nadie ve, y que atiende por Basagoiti.
En Cataluña las líneas rojas las marca Mas-por ejemplo, la inmersión lingüística-y el PP no las cruza ni loco.
La verdad es que los de Intereconomía no se enteran de nada, o no quieren enterarse, porque a esta señora se le puede hacer un buen traje.
¿ No andaba por allí Girauta tomando notas para su próximo panegírico ?
Es posible, Don Aitor. Y Marhuenda, el de La Razón, o un tal Federico Quevedo. Todos en alegre comandita y aplauso feroz. El que se mueva no sale en la foto.
Ese Federico Quevedo también enceraba los pies del 15-M a lengüetazos. Qué manera de echar a perder un apellido.
El tal Quevedo también se caracteriza por aplaudir todo aquello que siga la hoja de ruta gobierno-ETA. Hay gente pa to.
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