Habrá quien afirme que aguantar estoicamente mientras silban y escupen el himno nacional es un ejemplo de cordura y saber estar, de no caer en las provocaciones de la turba sabedores de nuestra superioridad moral, aunque para ello haya que dejar la ley y su cumplimiento en mera anécdota, en retórica que no puede ni debe amenazar la paz social, concepto difuso que, como suele suceder con casi todo, acaba siendo definido por las fuerzas de progreso y sus terminales mediáticos. A esto y nada más se ciñe al arriolismo que nos devora: enanismo político e indigencia legal.
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5 comentarios:
Había una canción de... no recuerdo bien el grupo, perdón... que rezaba, más o menos, así: "Llevo por mis venas un caballo galopando..."
Estos, en vez de caballo, llevan horchata. No puede entenderse de otra manera.
Bueno, si entendemos el "arriolismo" como caballo, el cóctel se vuelve ya explosivo.
La tesis de este gobierno, su modus operandi, se puede resumir en mejor no meneallo. Y así vamos, mejor no meneat, tocar, ofender...Poner siempre la otra mejilla.
Enanismo y cobardía: la mezcla que un crisol en forma de cagarro, conforman el 99% de la casta política actual.
No ven un metro por detrás, ni un metro por delante; salvo para su propio enriquecimiento y salvaguarda: para eso tienen una vision prodigiosa que deja a un halcon como un jubilado cegaton.
al lado del príncipe comparece un señor que declaró en su día: "Asín es el furgo".
No sé si deberían hacer lo mismo que nuestros políticos aborígenes, que modificaron el protocolo de la ofrenda floral ante la estatuta de Casanovas, 11-S, para no oír los pitos de las útlimas ediciones
Si no hay narices para imponer la ley y suspender el evento, que se haga a puerta cerrada.
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