¿De quién son los hijos,
incluidos los putativos? A simple vista parece claro que los hijos son de los
padres, al menos mientras son menores de edad o no se han emancipado. Por
emancipación se entiende la legal, obviamente, porque si pensamos en la material
o económica está claro que los hijos, incluidos los putativos, siguen siendo
de los padres hasta que tienen treinta años o más, que del caluroso hogar
familiar no se va nadie tan fácilmente para ponerse a la intemperie de la tan
soñada independencia.
Pero en realidad no es así. Para
el gobierno de este frente popular redivivo los hijos no son de los padres. ¿De
quién son, pues? No lo dicen, pero parece claro que las ministras voceras
consideran que son del Estado. Tampoco es de extrañar, y no porque su ideología
les haga detestar la familia, sino
porque es tan enorme y está tan sobredimensionado el Estado que es normal que
tenga hijos. De hecho, la mayoría de los jóvenes, según las encuestas, aspiran
a ser funcionarios. ¿Quién es tu padre, chaval? Pues el Estado, que me paga.
La polémica desatada por el pin
parental de la región de Murcia, que no es otra cosa que fortalecer el derecho
de los padres a controlar la educación escolar de sus hijos, no es más que el
aperitivo de una guerra que será larga y dura. Lo que el gobierno pretende es
que el pensamiento único se consolide antes de abandonar la escuela. Como si
luego, alcanzada, o casi, la mayoría de edad no estuviesen las televisiones
nacionales para rematar la faena continuando con el lavado de cerebro. Dicen
que el Estado es un Gran Hermano. Y un Gran Padre. Y Madre, por supuesto.
4 comentarios:
poco más que añadir, don reinhard... sólo advertir de una cosa a quienes crean que sus hijos son suyos, y no me refiero a que sean del butanero o del fontanero... si los hijos no son tuyos, sino del Frente Popular... con más motivo tu pensión... despídete de ella. sí, sí, dirán algunos, mis hijos no son míos, pero los mantengo yo, y si queman un contenedor, yo lo pago... vaya negocio hemos hecho...
En línea parecida, el nuevo jefe de la inspección de trabajo, un podemita, lo tiene claro: para acabar con el paro la solución está clara, que el Estado contrate a todos los parados. Alcanzado el pleno empleo de esta guisa, ¿seguirán diciendo que necesitamos millones de extranjeros para garantizar el pago de las pensiones?
Voilà.
Todo muy orwelliano, sí. Y también están por crear el Ministerio de la Verdad.
Y muy gordo va a ser también el tema del "cambio climático", cuya "emergencia" fue declarada ayer por el Gobierno Neofrentista. De esa declaración se derivará una Ley de Cambio Climático, que establecerá o de la que se derivará, entre otras cosas, la prohibición del tráfico rodado ( estilo Madrid Central ) en poblaciones de más de 50.000 habitantes, la posterior implantación de los vehículos eléctricos por narices, y medidas contra la agricultura y ganadería que supondrían el fin de la adquisición por parte del currito de sus productos a precios más o menos asequibles.
Aquí ya están extendiendo la especie de que producir carne "contamina", y en estados europeo como los Bajos ya hace meses que sus dirigentes han expresado su voluntad de "tocar" a la agricultura y a la ganadería.
Y ni a la comida rápida se podrá recurrir, porque el superministro Alberto Garzón ya ha comunicado su voluntad de gravarla con un impuesto especial.
Lo del impuesto a la comida rápida demuestra que estos tipos son una casta. ¿Quiénes son los principales consumidores de esa comida? Jóvenes no emancipados y familias que no se pueden permitir el lujo de comer en restaurantes con cara y ojos. Sí se puede joder a los más pobres.
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