Veo la despedida que tributó el Congreso a Don Alfonso Guerra y me acuerdo de Torrente: ¿nos hacemos unas pajillas? Pero sin mariconadas, eh.
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De las catástrofes siempre queda la nostalgia por las naderías de la víspera
3 comentarios:
jajajaja....
No se puede negar que Arfonzo cumplió con lo que prometió.
No quiero ir a lo fácil, porque acabaría hablando de la casta y Pablemos, pero la fotografía se las trae. Presumo que el homenaje acabaría con una celebración en el bar del Congreso, que tiene esos precios tan atractivos para sus señorías.
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