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viernes, 18 de marzo de 2016

El odio



El odio se ha puesto de moda. Odio a todo el mundo, estoy lleno de mezquindad y rezo para que llegue una guerra nuclear, cantaba Kortatu allá por los ochenta. Odio a mi familia, a mis amigos, a mis vecinos: bien, y a mí qué me cuenta. ¿No es usted el médico del odio? No, idiota, yo soy el médico del oído, fue un chiste de moda. Hoy todo es un delito de incitación al odio, y da igual que sea racial, religioso, sexual...así se engordan las estadísticas que dan brillo a la apertura del año judicial. 

Ahora la policía española intenta identificar a los aficionados holandeses que humillaron a unas mendigas rumanas en Madrid. La misma policía que presenciaba la escena de brazos cruzados es ahora el sabueso que busca a los autores de la tropelía. Imaginen que ese presunto delito lo hubiesen cometido hinchas de cualquier equipo español: la intervención policial habría sido inmediata, contundente, se acabó el partido. Los vecinos de Albert Boadella se entretienen vertiendo el odio en la casa del dramaturgo, pero en ese pueblo no hay un fiscal que incite a la maquinaria judicial para que no se incite-odiosa redundancia-al odio. Qué cansinos. Odiosamente cansinos.
  

lunes, 14 de marzo de 2016

A la cola



La noticia no ha despertado especial interés ni suscitado excesivos comentarios, debe de ser que el personal-o la Gente, según Podemos-está ya acostumbrada a que ciertos excesos vayan desfilando delante de sus narices sin que las `protestas sirvan de mucho. Aquellos próceres de la patria que se vayan al paro tendrá derecho a una suculenta indemnización por los servicios prestados, siempre y cuando no tengan, al menos en apariencia, otros ingresos o rentas. El socialista Hernando-un tipo que, como su tocayo del PP, cada vez que habla consigue que suba el pan-lo justifica con el feliz argumento de que sus señorías no tienen derecho a la prestación por desempleo. Así pues, y de lege ferenda, la respuesta del contribuyente está servida: que se cambien la ley para que gocen de ese derecho. Pero ahí topamos con un problema: el importe máximo de la mensualidad de parado no llega, en el mejor de los casos, a la mitad de la bolsa-más de 2.800 pavos-de nuestros diputados en su nueva etapa de ociosos rentistas. Como uno de los impulsores de la medida aparece Ciudadanos, un partido que venía a regenerar esto, aunque visto lo visto, y ya llevamos un tiempo, la pareja Rivera y Girauta, como sinécdoque perfecta del partido de la ciudadanía, parece que únicamente ha venido a ocupar la suite del Palace que disfrutaba aquella otra pareja, Durán y Lleida.

jueves, 10 de marzo de 2016

Mutualismo



A estas alturas de la película resulta sorprendente que el personal se escandalice porque un dirigente de la izquierda-extrema o o no es siempre un epíteto subjetivo-acuda a la sanidad privada y soslaye la pública, que es una sanidad que tampoco está nada mal pero que es más lenta, quizá porque los pobres tienen la fea costumbre de ponerse enfermos. Uno parte del dogma de que sólo los ricos pueden permitirse el lujo de ser de izquierdas, y tiene la certeza de que el lema del progresismo es consejos vendo que para mí no tengo, de ahí que sean ellos, esos ricos de la izquierda glamurosa, los que recomienden una cosa y hagan la contraria. Desprecian, y hasta prohibirían, la enseñanza religiosa pero sus vástagos acuden a ella porque la pública es una porquería, y no tienen reparo en acaparar inmuebles para su explotación mientras critican la propiedad como un vicio burgués. Si el actual alcalde de Barcelona lideraba una plataforma de afectados por la hipoteca, qué redundancia, y vivía de alquiler, ¿por qué un comunista que se llama-vaya contradicción-Monedero no va a poder pagarse una mutua? Y además, ¿hay algo más social que el mutualismo? No es aquel Socorro Rojo Internacional, pero menos da una piedra.