Siguiendo con los fastos del Consenso del 78, larga es la mamada, se lee por ahí que el hijo de Adolfo Suárez dice que Carrillo era un “comunista de verdad”, y no como estos niñatos de Potemos. ¿Qué significa “comunista de verdad” para este hombre que lidiaba bueyes en barbacoas familiares? ¿Que los comunistas de ahora matan menos que aquel Consejero de las sacas de Paracuellos? Parece claro que la maldad, como otras taras, también es hereditaria.
viernes, 30 de junio de 2017
miércoles, 28 de junio de 2017
El eterno retorno
Tras cuarenta años de éxitos, el
Consenso del 78 ha decidido darse un homenaje así mismo, una suerte de
autofelación que demuestra la largura y abundancia de la cosa. Lo más gracioso
del evento, más allá del inevitable desfile de momias, ha sido ese boicot de Podemos a Martín Villa por franquista, cuando
Don Rodolfo es metáfora de un régimen que deja frutos envenenados como Iglesias y sus
huestes, gentes que procedentes del mundillo universitario copan ya desde hace tiempo nada desdeñables magistraturas de la mamandurria. De la ley a la ley, del
consenso al consenso, de Martín Villa a Pablemos: el eterno
retorno.
lunes, 26 de junio de 2017
El rigor
No he podido resistir la
tentación de leer una larga entrevista a Marhuenda en El Mundo, pues
sabía que algo jugoso saldría de ella. Tras ser presentado, entre otras cosas,
como Doctor en Derecho, lee uno, a modo de aperitivo, la siguiente
sentencia: En televisión yo intento
defender los temas con el máximo rigor académico. Luego hay tertulianos de
Wikipedia. Ahí es nada.
Más de una perla puede traerse sobre
la falta de rigor de Marhuenda, en cuestiones jurídicas y de otra índole, pero
me quedo con una especialmente jugosa que siempre repetía en diferentes
tertulias sobre la suelta del terrorista Bolinaga y que demuestra que el pobre
Paquito, tan amante de los perritos, es la voz de su amo. Para defender lo
indefendible, que no era otra cosa que salvar la cara del gobierno en tan espinoso
asunto, el hombre decía una y otra vez que había sido un juez, y no el Ejecutivo, el que había concedido la libertad condicional al carcelero de Ortega
Lara. Y era cierto, faltaría más, pero omitía que para ello era necesario que el preso estuviese
clasificado en tercer grado penitenciario, algo que hizo el gobierno por la vía
rápida un tórrdio verano, so pena de prevaricar si no lo hacía, como insistía el abúlico
Fernández Díaz una y otra vez. He ahí el rigor, máximo y académico, de
Marhuenda. ¿O será mendacidad?
martes, 20 de junio de 2017
viernes, 16 de junio de 2017
¿Cómo te llamas?
El Consenso del 78 da
otro paso en la cuadratura del círculo y decide, por fin, que el apellido del padre deje de ser preferente por defecto. Hasta ahí todo perfecto, y en interés
del menor recién nacido, no venga ya a este valle de lágrimas con traumas y
estigmas. El problema surgirá cuando no haya acuerdo entre el progenitor A y el
B, pues de momento el C no tiene cabida en este consenso, aunque todo se
andará. En ese caso, será el encargado del Registro Civil, un funcionario
simpático que no tiene otros problemas que resolver, ni en su Registro ni en su
casa, el que decida la suerte del tierno infante.
Eso sí, el legislador aconseja
que se eviten malsonancias-Armando Guerra no parece muy adecuado-o que
prevalezca el que suene mejor-Florido siempre luce mejor que Pérez- o incluso
el menos común, así Pollón o Poyón son apellidos que por ahí corren. Siempre, a
falta de acuerdo, queda la opción tan arbitral-jueces futboleros hubo que se
llamaban Acebal Pezón o Condón Uriz-de tirar una moneda al aire, pero que sea
de Euro, que estas extravagancias son muy europeas. Dentro del
desmadre normativo, otro más, lo mejor es el optimismo de la Dirección General
de Registros, que afirma que en la mayoría de los casos habrá acuerdo y no se
generarán retrasos-el plazo es de tres días antes de que decida la
autoridad-para que el niño/a tenga apellidos ya ordenados y bien puestos. Habrá
consenso, pues.
martes, 13 de junio de 2017
De la locuacidad
De todas las reacciones que ha
suscitado el anuncio de la consulta separatista la más curiosa, pero también la
más patética, ha sido la que expresó Albert Rivera en Twitter a los pocos
minutos de parir la burra. Literalmente, nuestro Macron afirmaba: Llevan años sembrando división,
enfrentamiento y odio. Acabemos con el
“procés” y abramos una nueva etapa de reconciliación en Cataluña. Nada
igual, aunque salvando las distancias pero también dirigido a un adversario
sordo al respecto, se leía desde aquel célebre discurso de un Azaña ya derrotado: paz, piedad, perdón.
Habría que preguntarle a Rivera
con quién tenemos que reconciliarnos aquellos que con nadie nos hemos peleado,
asistiendo estupefactos a un proceso de sedición en toda regla sin que un solo
representante del Estado haya metido en cintura a los rebeldes. Por otra parte,
los episodios violentos desde que Mas se lanzó por la pendiente, han sido
siempre protagonizados por los mismos, los sediciosos. La boutade de Rivera recuerda mucho a la de aquellos ágrafos que
hablaban, y siguen hablando, de conflicto vasco para referirse al terrorismo
etarra. No sorprende que Jiménez Losantos, antaño defensor a ultranza de
Rivera, lo haya definido como papanatas
de provincias. Papanatas y locuaz, como Azaña.
domingo, 11 de junio de 2017
Más donaciones
Al final, y más allá de la serie
de mi admirado y misántropo Doctor House, se acabará uno aficionando al tema
sanitario, guste o no guste. Si hace poco contábamos cómo unos médicos/as y enfermeros/as
progresistas proponían rechazar una millonaria donación de Amancio Ortega en la
lucha contra el cáncer, hoy volvemos con las donaciones, en este caso de
órganos, ya que las gentes de Compromís quieren que todos los españoles sean donantes de órganos, así, por decreto, o ley, tanto da. Que ese grupo sea separatista
valenciano, o catalán, ya no se sabe, y proponga algo de esa naturaleza para todos los españoles resulta
algo muy parecido a una invasión de competencias, pero ya conocemos la táctica del separatismo patrio: no soy español pero pongo la mano-¿hay trasplantes de
manos?-para trincar el FLA de Montoro.
No se asuste el personal reacio a
estas donaciones, ya que lo que pretenden es crear un registro de no donantes,
a diferencia de lo que ahora sucede, que el registro existente es de donantes. Es más o
menos lo que en Derecho se conoce como inversión de la carga de la prueba: si
usted es un humano, o un ente parecido, español y más o menos bípedo y mayor de
edad, guapo es indiferente pues la belleza está en el interior, es donante de órganos y tejidos, salvo que se vaya al registro oportuno,
haga cola y manifieste ante el funcionario competente que nones, que es
pesimista antropológico y padece autoodio y misantropía, por lo que a su muerte
no desea que vayan a ningún sujeto desconocido sus riñones o córneas. Algo parecido, para los que no se pronuncien, al valor en la antigua y añorada mili, que al soldado siempre se le suponía. Vuelve,
pues, una suerte de cartilla militar para los no donantes, aunque ello sea un
estigma, pero ya se sabe que en los tiempos que vivimos un estigma es ya un
toque de distinción. Y sin compromiso.
jueves, 8 de junio de 2017
Donatarios ingratos
Al igual que ocurre con los
jueces y fiscales-de momento, y por fortuna, se salvan los notarios-también
existen profesionales sanitarios progresistas. Entiende uno que ese progresismo
se manifiesta en una determinada forma de concebir la sanidad pública y su
gestión y no en cómo tratar a los enfermos, discriminando, como suele ser costumbre
en estas gentes, en función de la ideología. El caso es que una de estas asociaciones se opone a una donación cuantiosa para la lucha contra el cáncer
que hace el multimillionario Amancio Ortega: como el tonto en la mili, que se
joda el sargento, que no como rancho.
Más allá del odio de clase-qué
lejos los tiempos en los que la izquierda se amorraba a las ubres de algún
ricachón que promocionaba sus sandeces-y las ganas de dar la nota, argumentan
los ingratos que lo que debe hacer el gobierno aragonés, además de rechazar el
regalo, es recuperar el derecho universal a la salud, perdido, según ellos,
desde el año 2012. Y es aquí, ante tamaña estupidez, cuando se descubre el
talante mendaz de esos ingratos sanitarios que nos recuerda al chiste de aquel
par de extranjeros: ¿sabes cómo llaman
los españoles a la sanidad que pagan entre todos? Sanidad gratuita. Ante el
despropósito y la mala fe, una es la conclusión irrefutable que se impone:
que ninguno de los sanitarios de esa asociación está aquejado de una grave enfermedad excepto, y ésa no tiene cura, la imbecilidad.
martes, 6 de junio de 2017
Breviario
Alguien, seguramente movido por las ganas de enredar y carente de corrección política, ha tenido a bien publicar esta obra del amigo Tolerancio, un breviario clínico de la demencia nacionalista catalana recopilado por la fina ironía de un reputado resistente. Los interesados en este manual de autoayuda pueden adquirirlo en la web de la Asociación por la Tolerancia por un módico precio: las compras no le harán rico pero serán, como decía aquél, motivo de honda satisfacción para el autor.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)