La Vanguardia, antaño Española, ha decidido abandonar X, Twitter, porque considera que esa red
social se dedica a la desinformación y hace virales mensajes que vulneran los
derechos humanos. Más o menos es aquello del tonto en la mili, que se joda el sargento, que no
como rancho. Todo parece una secuela depresiva por la victoria de Trump, que es también la
de Elon Musk, dueño de X. Es curioso que para justificar la decisión el
director del panfleto diga que echa de menos los equipos de moderación que
tenía Twitter antes de la llegada de Musk, o sea, la censura pura y dura que
capaba todo lo que fuese contra el pensamiento
woke: viva la libertad de prensa.
Y es que el muy subvencionado panfleto del Conde,
que estuvo con Franco, luego con Pujol y ahora con Illa y mañana con Musk si el magnate se
naturalizase catalán, está abonado al pensamiento único, no en vano fue el
muñidor del aquel editorial conjunto de la mayoría de la prensa catalana para presionar
al Tribunal Constitucional en la
decisión que debía adoptar en el recurso contra un Estatuto que consagraba una
independencia de hecho. Pero sin rubor alguno el director finaliza su
homilía aseverando que son tiempos difíciles para la libertad de información,
por lo que son necesarios ciertos gestos. Pues nada, como dijo aquel Trapero de
los Mossos en rueda de prensa, bueno,
pues molt bé, pues adiós.