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jueves, 30 de octubre de 2014

Cuando fuimos campeones


Volvemos por esta bitácora con la escritora-eso afirma la interesada-Cristina Fallarás. En esta ocasión utiliza su foro habitual en el diario para denegar al Presidente el perdón solicitado. No diremos que carece de razón en su lamento, menos en la condena a un personaje patético en todas las facetas de la estética, pero si citaremos textual un párrafo que no tiene desperdicio, que es casi un estilo de vida, un canto a la melancolía:

No le perdono porque apenas recuerdo los tiempos en los que creímos vivir en una sociedad civilizada, moderna, evolucionada y racional. Porque ideas como la jubilación, la posibilidad de ser padres o montar un hogar, la atención a enfermos, el apoyo a las expresiones artísticas y culturales, las recuerdo entre brumas como si las hubiera soñado, como el condenado a perpetua llora al recordar la camisa de lino comprada un ´día de sol, allá en el pasado.
Ese recuerdo, Doña Cristina, era el Estado del Bienestar, un sueño perdido que, como bien dice el profesor Rodríguez Braun, no es otra cosa que el Bienestar del Estado, los impuestos de toda la vida y la socialdemocracia que todo lo destroza, nada del otro mundo. El problema es que en esta tercera legislatura de ZP-amigo Herep dixit- el saqueo del bolsillo del contribuyente ya solo sirve para pagar la deuda-cada español que viene a este valle de lágrimas ya debe más de veinte mil euros al nacer-y mantener una estructura burocrática demencial. Y ya no hay más. Triste es recordar, pues, cuando fuimos campeones, sobre todo porque éramos más jóvenes. El resto es poco relevante y además estaba cantado. 

7 comentarios:

Fuga dijo...

creo que Rajoy ha anunciado una batería contra la corrupción.

tenemos que parar ya esta locura de contribuyentes denunciando la cleptocracia.

Rajoy propone facilitar las denuncias, con dos innovaciones: elevar a la trigésima potencia las tasas judiciales para estimular la acción judicial popular y ofrecer recompensas entre los funcionarios sucios para aquellos que descubran al topo que esté informando subrepticiamente a los medios.

Hay que terminar con este estado de cosas, ha dicho.

Traveller dijo...


En esta sociedad donde todo se consigue a base de dinero, desde el alimento hasta el amor y la diversión, la cleptocracia, o sea, el robo, es el único camino hacia la felicidad. Nadie va a renunciar a ello si tiene suficiente poder. Los políticos son más corruptos porque tienen más poder no porque pertenezcan a otra raza y van a hacer todo lo posible, no para evitarlo, sino para cargarse a los denunciantes.

Por otro lado los nuevos partidos emergentes no luchan para erradicar nada sino para desplazar a los que detentan el poder ahora y colocarse ellos en su lugar con el fin de dedicarse a lo mismo: robar para ellos y sus acólitos.

El problema es simple y llanamente moral. La escala tradicional de valores se ha invertido y el dinero y lo que representa se ha aupado a la cúspide.

Conforme los miedos promovidos por la religión se han ido desplazando y las cárceles en la mayoría de los casos se han convertido en cómodas residencias, el delinquir ha devenido en prueba de valentía y sabiduría para todo el mundo.

El abogado de la esposa de un bien conocido alcalde manifestaba ayer que su cliente, recién ingresada también en el centro penitenciario, se sentía feliz y muy a gusto de haber sido recluida. Reclusión que iba a aprovechar para estudiar idiomas y realizar otras actividades que no había podido hacer mientras estaba en libertad.

Está claro que el efecto disuasorio de la privación de libertad ha desaparecido, ya que, al no tener que devolver el dinero robado, puedes organizarte unas perfectas vacaciones y esperar a la salida para disfrutarlo a pleno pulmón.

Aitor Mento dijo...

Cuando fuimos los mejores.

Reinhard dijo...

Qué bien hubiese quedado el patético Mariano en el Senado si tras pedir perdón hubiese anunciado que a partir del día siguiente, o dos días después, se acababa el aforamiento de los allí presentes. Hubiese quedado bien, aunque no creo que hubiese escapado con vida.

Reinhard dijo...

Hay está la clave, Traveller, en que no se devuelve el dinero robado, y si está bien escondido y no se pasa mucho tiempo entre rejas, a vivir y disfrutarlo.

Un ejemplo.

Reinhard dijo...

Loquillo, valor seguro.

Aitor Mento dijo...

;-)